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Ncutlild fer el Vie¡o, grabacJ(J soh• e madera
procedente de la obra Eio gute Ordnung und
kurlze Unterricht (Un buen manuiil y una
brt:ve mstrucc16n). Nllremberg, LS)8.
Bella composición de letms capitales góticas
eJe frilctura, en la que Neudllrff,~r propone
diferentes variantes eJe cada letra, queda neJo
el conjunto resaltado por arabesros y por una
grnn A iniciaL
fractura. Tal es el caso, por CJemplo, de Caspar Neff, que publicó en Colonia Ein
kostltche Schatzkamer ... (1549), y del maestro suizo Urban Wyss, con su Libellus
Va/de Doctus elegans, ... (Zúrich. 1549). Johann KJeiner, también de Zúrich, destacó
en 1548 por un tratado 1itulado Cantzleysd1 fundamentbüchlein. Un año más tarde,
en esta misma ciudad, el maestro calígrafo Ch.ristoph Stimmer editó Ein Nüw
Kunsuych Fundamentbüchle ... Entre quienes contribuyeron de forma notable a la
formación del estilo de la gótica de fractura, cabe citar igualmente a Wolfgang
Fugger, maestro caHgrafo en Núremberg, que publicó en 1553 un espléndido ensayo
caligráfico impreso por Valentin Geyssler. En esta obra, justamente célebre, Fugger
presenta los alfabetos de cüferentes tipos de letra: gótica eJe textura, de fractura,
de suma, etc. Mencionemos finalmente a Jacobus Houthus y su Exemplaria sive
Formulae Scriptume ... , editado en 1591 en Amberes. A lo largo del siglo xv1 la gótica
de fractura se impuso en las cancillerías y se convirtió en la escritura oficial. Bajo la
influencia de Jos escribas experimentó entonces tratamientos cursivos más o menos
fantnsiosos: en el siglo XVII originó el tipo llamado Kanzlei, o escritura de cancillería,
que a su vez dio pie a la Kurrentschrift, estilo de cursiva alemana que continuó
utílizándose hasta aproximadamente 1940. Alemania fue, pues, el último país que
practlf'Ó una forma gótica de manera inlensiva. El estilo de la g6tica de fractura
constituye sin ningún género de dudas uno de los desarrollos más interesantes de
la letra gótica. No obstante, algunos han considerado oportuno expresar óertas
reservas en cuanto a su legibiliddd, cosa que en nuestra opinión simplemente refleja
cierto desconocimiento del estilo gótico en general. Al margen de cualquier
preju1cío, debemos reconocer que la gótica de fractura presenta infinitas
posibilidades decorativas y una inmensa fantasía.
La tipografía ha rendidu igualmente homenaje a este estilo. Desde el siglo XVII
hasta el xx podemos ver la creación de numerosos tipos de imprenta célebres, entre
los cuales debemos señalar principalmente las góticas de fractura de Lutero ( 1678),
de von Breitkopf (1760), de Unger (1794). de Walbaum (18oo) y, finalmente, más
cercanas a nosotros, la de Ehmcke ( 19 L2) y la Fichte-Fraktur, de Walter Tiemann,
producida por la fundición Klingspor en 1935.
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