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El enfoc¡11e de Battelli  parece cuanto menos extraño e inesperaJo, por Jo que
                                                   requeriría una argumentación precisa y documentos para esclarecerlo y justificarlo.
                                                   Si  se compara la Le1ra de los breves con la cancilleresca, se observa una similitud
                                                   realmente sorprendente entre numerosos elementos que no pasa desapercibida a un
                                                   ojo atento. Cabe mencionar, por último, la existencia de la escritma humanística
                                                   corriente, un tipo menos conocido por el gran público, pero no obstante
                                                   ampliamente utilizado en la transcripción ele  las  notas marginales, en Las
                                                   anotaciones y en las misivas. La  humanística corriente es una cUisiva reconocible
                                                   por su gran velocidad de e¡ecución.



                                                   Arrighi y la cancilleresca
                                                   La escritura cancilleresca [cancellaresca]  procede directamente ele  la letra de los
                                                   breves apostólicos y en un principio su lLSO era exclusivo de la cancillería vaticana.
                                                   Sin embargo, gracias a su simplicidad y elegancia, pronto se impuso en Las
                                                   secretarias principescas y en los ambientes intelectuales, que la  imitaron y
                                                   embellecieron con arabescos de su gusto. La cancillercsca pura del Vaticano, por su
               SANCI ACATH AR.INADESENIS.          parle, ofrece el aspecto de una escritura de forma, limpia y desprovista de florituras.
                                                   Recordemos en este contexto que Ferdinando Runno, escriba del Vaticano, nos legó
            Sama Catalina de Siena. Grabado en madera   un tratado que precisa las proporciones de la cancilleresca: Sette Alfabeti (Roma,
            para el epigraie de la ohra de A Ido Manucin
                                                   1 554)-
            Epistole, en la que éste presenta por prirnr1a
            wu. la itálica, a tr.IVc's de 23 signos contenidos   Fue en Venecia, en  1500, donde Francesco Griffo grabó por cuenta de Alelo
            ro esta ilustracltin.                  Manucio la primera itálica.  La  primera itálica illdina hizo pues su aparición aquel
                                                   año, bajo la forma de 23 signos en el froHLispicio de Santa Catalina de Siena.
                                                   Después, en 1501, Aldo imprimió el célebre Virgilio y lanzó, a partir de esa fecha,
                                                   la  serie de clásicos latinos ele pequeño formato, en octavo. En 1522, Bartolomeo
                                                   Lautizio confiere a su vez los honores del buril a una cancilleresca caligrafiada por
                                                   Ludovico degli Arrighi. El  análisis de estas dos itálicas muestra sensibles diferencias.
                                                   La aldina es w1a grafía más  pequeña, más redonda y muy ligada. La letra <.le  Arrighi,
                                                   por el contrario, está más contorneada, mejor formotla  y,  en cierto modo es más
                                                   caligráfica. Esta díferencia cualitativa proviene en primer lugar del hecho que la
                                                   itálica veneciana posee un trazado menos cuidado, contrariamente a la de Arrighi,
                                                   de inspiración más romana. Finalmente, no hay que olvidar que en esa época,
                                                   Ludovico degli Arrighi ya se perfilaba como un calígrafo eminente.
                                                      Nacido a finales del siglo xv en el humilde pueblo de Cometo, cerca de Vicenza,
                                                   Ludovico degli Arrighi es a vecés  identificado con el nombre de Vicentino. Aunque
                                                   los detalles sobre su infancia son oscuros, sabemos que se inició muy pronto en el
                                                   estudio de la caligrafía y de la tipografía, probablemente en Venecia, a las órdenes
                                                   de Tagliente. A partir de 1510, se estableció por su cuenta y copió manuscritos de
                                                   lujo, lo cual le  permitió conocer a ciertas personalidades, como Rafael, Maquiavelo y
                                                   Lorenzo de Medici.
                                                      Unos ai1os más tarde obtuvo un cargo como escriba de breves apostólicos en la
                                                   cancillería papal. Posteriormente, cuando en 1521 Arrigltí perdió dicho cargo, supo
                                                   aprovechar este período de inactividad fprzilda para concluir el primer tratado de
                                                   escritura cursiva conocido hasta entonces: La Operina (1522). En  1523, Arrighi
                                                    publicó la segunda parte de su obra: ll modo di temperare le penne ... Suponemos
                                                   que esta separación de la obra en dos publicaciones obedece a una estrategia:
                                                   Arrighi quería anticiparse, sin duda, a la salida del libro de Tagliente Lo presente
                                                    libro ... (Venecia, 1524).
            Cancellaresco corsivo, lámina grabada en
                                                      En La Operina, Arrighi presenta las reglas generales de la canciUeresca, cuyos dos
            madera del libro de LudoVIco degli Arnglu
             La Operina,  1 522.                   elementos fundamentales son el óvalo y los trazos verticales de las astas y Los caídos.




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