Page 7 - Libro de Compilacion 2019_Neat
P. 7

                                                         Prólogo                         Desde  hace  muchísimos  años,  el  ser  humano  ha  transitado  empinado,                  ensamblando  cambios  cada  vez  más  avanzados  y  complejos  a  lo  largo  de  su                  evolución.  Los  más  radicales  acataban  al  propio  acontecer  natural  de  los                  acontecimientos;  empero  y,  poco  a  poco,  el  hombre  emprendió  la  tarea  de                  subyugar el fuego, a cimentar herramientas como el bifaz, a dividirse el trabajo, a                  sepultar a sus muertos, a manejar un lenguaje o a organizarse en algo equivalente                  a clanes. Lo que sí es innegable es que, en algún instante de los preludios de la                  humanidad, ésta se planteó que  establecía parte de un mundo físico que no se                  sabía de dónde había emergido y tomó conciencia de su propia existencia. Ese                  mundo exterior que le suministraba alojamiento o comida y el porqué estaba allí, le                  engendró al hombre primitivo perplejidad y curiosidad.                         En  aquello  tiempos  entonces,  los  hombres  no  contaban  con  aparatos,                  artefactos  y  máquinas  que  les  ayudasen  a  medir  o  encarnar  eficazmente  ese                  conjunto de fenómenos en apariencia confusos. Su tecnología estaba equidistante                  en  hacer  un  buen  fuego  refregando  maderos  secos  o  mediante  el  pedernal,  en                  elaborar  afiladas  lanzas  que  penetraran en  sus  capturas para  aprovisionar  a  su                  linaje, en computar el tiempo según la posición del Sol y el visionado de la Luna o                  en madurar las pieles para proporcionarse abrigo.                         Eso  les  acarreaba  gran  parte  de  su tiempo  de  desvelo  y  no  les  quedaba                  mucho más con el fin de dar respuesta a una cosa que no era tan evidente como                  la comida que tenía enfrente. Pero en absoluto debe cavilarse que eran mentes                  inferiores o inofensivas: eran lo que eran en virtud de lo que las condiciones les                  permitían  ser,  influidos  por  la  supervivencia,  las  cosas  eran  discurridas                  pragmáticamente.                         Aún  así,  estos  hombres  remotos,  dispusieron  una  buena  hipótesis  que                  acarrear en sus ocupados cerebros sobre la cuestión: puesto que había montañas,                  ríos,  animales  y  una  exuberancia  de  cosas  que  ellos  no  habían  puesto  allí,                  conjeturaron  que  algo  o  alguien  las  tuvo  que  colocar,  para  bien  o  para  mal.                  Aglomeración  de  fuerzas  mágicas,  divinidades  y  circunspecciones  animistas                                                              7
   2   3   4   5   6   7   8   9   10   11   12