Page 16 - VALORES DE 1º ESO
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Calixto Fernández Muñoz 1º ESO-A
Era una tarde sombría, donde el ocaso daba paso a una palpable oscuridad que se
sentía al respirar, casi sólida como si en esa noche todos los males del mundo se volvieran
físicos; mas en realidad era una noche normal en la ciudad de Tarbean.
En horas de la madrugada de la misma noche, llegaba un felino, un gato negro
como la misma noche, con ojos grises como la luna y un pelaje suave como la tela, mas
no al punto de ser sedoso. Tenía unas garras afiladas para protegerse y una mirada serena
y juzgante para no actuar de manera insensata.
Tras un tiempo en la ciudad, el felino, cuyo nombre era Sak observó una escena,
que, pese a no agradarle, no llegó a interferir, pues la vio como un problema menor y que
no ocurriría más. La escena que este observó no era algo extraordinario pues de una
manera sorprendentemente fluida y coordinada un par de gatos manchados de un pútrido
lodo acorralaron y le robaron su comida a una agraciada gata blanca. La gata tenía el pelo
completamente sedoso e impecable, como una bola de algodón con unos ojos brillantes
al igual que Sak, pero los suyos eran de un azul pastel, como el agua oceánica. Su nombre
era Nicasia.
Desgraciadamente para Nicasia, y la suposición de Sak, esos malolientes gatos
abusaban de la debilidad de la gata, mas Sak cambio de opinión: no dejaría a esos
malhechores salirse con la suya.
El día siguiente Sak siguió a Nicasia, pues sabía que ella volvería a ser asaltada.
Ella notó que este la seguía así que le preguntó:
-- ¿Por qué me sigues, tú también me vas a robar? -- Nicasia lo decía con un tono
molesto mas en realidad estaba deprimida, pues sabía que en caso afirmativo no tendría
nada que hacer.