Page 32 - El Retorno del Rey
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cerca, tan cerca… —Calló de pronto, y al alzar los ojos por encima del río le
      pareció que todo cuanto veía alrededor era una sombra vasta y amenazante; tal
      vez fueran sólo unas montañas, unos picos mellados en el horizonte, desdibujados
      por veinte leguas de aire neblinoso; o quizás un banco de nubes que ocultaba una
      oscuridad todavía más profunda. Pero mientras miraba tenía la impresión de que
      la oscuridad crecía y se cerraba, muy lentamente, lentamente elevándose hasta
      ensombrecer las regiones del sol.
        —¿Tan cerca de Mordor? —dijo Beregond en un susurro—. Sí, está allí. Rara
      vez  los  nombramos,  pero  hemos  vivido  siempre  con  esa  oscuridad  a  la  vista;
      algunas veces parece más tenue y distante; otras más cercana y espesa. Ahora la
      vemos crecer, crecer, y así crecen también nuestros temores y nuestra desazón.
      Hace  menos  de  un  año  los  Jinetes  Negros  volvieron  a  conquistar  los  pasos,  y
      muchos  de  nuestros  mejores  hombres  cayeron  allí.  Luego  Boromir  echó  al
      enemigo  más  allá  de  esta  orilla  occidental,  y  aún  conservamos  la  mitad  de
      Osgiliath.  Por  poco  tiempo.  Ahora  esperamos  un  nuevo  ataque,  quizás  el  más
      violento de la guerra que se avecina.
        —¿Cuándo? —preguntó Pippin—. ¿Tienes alguna idea? Porque anoche vi los
      fuegos de alarma y a los correos. Y Gandalf dijo que era señal de que la guerra
      había comenzado. Me pareció que tenía mucha prisa por venir. Sin embargo, se
      diría que ahora todo está en calma.
        —Sólo  porque  ya  todo  está  pronto  —dijo  Beregond—.  No  es  más  que  el
      último respiro, antes de echarse al agua.
        —Pero ¿por qué anoche estaban encendidos los fuegos de llamada?
        —Es  tarde  para  ir  en  busca  de  socorros  si  ya  ha  empezado  el  sitio  —
      respondió  Beregond—.  Pero  el  Señor  y  los  Capitanes  saben  cómo  obtener
      noticias,  e  ignoro  qué  deciden.  Y  el  Señor  Denethor  no  es  como  todos  los
      hombres: tiene la vista larga. Algunos dicen que cuando por las noches se sienta a
      solas en la alta estancia de la Torre, y escudriña con el pensamiento por aquí y
      por allá, logra por momentos leer en el futuro; y que a veces hasta mira en la
      mente del enemigo y lucha con él.
        Por eso está tan envejecido, consumido antes de tiempo. De todos modos, mi
      señor Faramir ha partido a cumplir alguna misión peligrosa del otro lado del río,
      y es posible que haya enviado noticias.
        » Pero si quieres saber lo que pienso: fueron las noticias que llegaron anoche
      del  Lebennin  lo  que  encendió  las  hogueras.  Una  gran  flota  se  acerca,  a  la
      desembocadura del Anduin, tripulada por los corsarios de Umbar, un país del Sur.
      Hace  tiempo  que  dejaron  de  temer  el  poderío  de  Gondor,  y  se  han  aliado  al
      enemigo, y ahora intentan ayudarle con un golpe duro. Porque este ataque nos
      restará  gran  parte  del  auxilio  que  contábamos  recibir  de  Lebennin  y  Belfalas,
      donde los hombres son valientes y numerosos. Por eso nuestros pensamientos se
      vuelven  tanto  más  hacia  el  Norte,  hacia  Rohan,  y  tanto  más  nos  alegran  las
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