Page 119 - El libro de Enoc
P. 119
Allí son preservadas la voz del trueno y la luz del relámpago y allí
son preservados los depósitos del granizo, la escarcha, la nieve la
lluvia y el rocío.
Todos estos son fieles y dan gracias ante el Señor de los espíritus y
le alaban con todas sus fuerzas y su alimento está en toda acción
de gracias y agradecen, alaban y ensalzan el nombre del Señor de
los espíritus por los siglos de los siglos].
Este juramento es poderoso y a través de él, sus senderos son
preservados y su curso no será destruido.
Y hubo gran alegría entre ellos, bendijeron alabaron y ensalzaron al
Señor, porque les ha sido revelado el nombre de este Hijo del
Hombre.
Él se sentó sobre el trono de su gloria y la suma del juicio le ha sido
dada al Hijo del Hombre y Él ha hecho que los pecadores sean
expulsados y destruidos de la faz de la tierra;
y los que han descarriado al mundo serán atados con cadenas y en
el lugar donde habían sido reunidos para la destrucción serán
encarcelados y todas sus obras desaparecerán de la faz de la tierra.
(Ap 20:1-3)
A partir de entonces nada se corromperá, porque este Hijo del
Hombre ha aparecido y se ha sentado en el trono de su gloria, toda
maldad se alejará de su presencia y la palabra de este Hijo del
Hombre saldrá y se fortalecerá ante el Señor de los espíritus. Ésta
es la tercera parábola de Enoc.