Page 11 - Corazones Reales
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Leonor fue nuevamente peón de la política de su hermano el emperador que al enviudar decidió casarla con Francisco I de Francia, su eterno rival. Cuando quedó nuevamente viuda en 1547, sin descendencia francesa, Leonor quiso reunirse con su hija María en España, a lo que la infanta portuguesa se negó. Nunca perdonó a su madre su abandono y Leonor morirá en 1558 sin el consuelo de su hija.
Manuel I “el Afortunado”, no pudo en vida ver hecha realidad, al igual que los Reyes Católicos, la unificación de los reinos de la Península Ibérica. Pero ésta se produciría treinta y siete años después en la persona de su nieto: Felipe II de España.
Política Exterior
Hasta ahora hemos visto el devenir sentimental del rey Afortunado y su repercusión en la vida política, pero ésta no se entendería en su totalidad si no observamos de cerca su política exterior. En este campo, Manuel el Afortunado se caracterizó por la prudencia y trató siempre de no inmiscuirse en las luchas mantenidas por los demás países europeos. En 1496 el monarca portugués rehusó aliarse con Castilla contra Carlos VIII de Francia, aunque aseguró a la reina Isabel la concurrencia de las tropas portuguesas en caso de que Castilla fuese invadida por Francia. Las relaciones entre Portugal y Castilla se intensificaron después del matrimonio de don Manuel con la infanta Isabel de Castilla (octubre de 1497) y don Manuel mandó expulsar de Portugal a los judíos que se habían refugiado en Portugal después de ser expulsados de España; un año después los reyes de Portugal vieron reconocidos sus derechos a la sucesión en Castilla y Aragón en el tratado de confederación y alianza firmado por
Fernando el Católico y Luis XII de Francia.