Page 12 - Corazones Reales
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En 1511 Fernando de Aragón propuso a Manuel I que tomase parte en la liga contra Francia, en la que se integraban el Papado, el Imperio y los suizos; al mismo tiempo, el monarca portugués recibía del rey de Francia la proposición de que tomase parte en un concilio cuyo objetivo era deponer al papa Julio II; Manuel I rechazó ambos ofrecimientos, pero en 1514, gracias a su intervención se llegó a una tregua entre Castilla, el emperador Maximiliano y el rey de Inglaterra por un lado, y los reyes de Francia y Escocia por el otro. Aquel mismo año Manuel I envió a Roma como embajador a Tristao da Cunha, para que jurase obediencia al papa León X. También pudo mantener la neutralidad Manuel I cuando al subir al trono francés Francisco I se reanudaron las guerras de Italia y, en cambio, fue uno de los artífices de la paz de Noyon (13 de septiembre de 1516), firmada entre Carlos V y el monarca francés. Pero Manuel I mantuvo siempre unas excelentes relaciones con los monarcas españoles y se ofreció a poner tropas portuguesas al servicio de Carlos V cuando se produjo en España la Guerra de las Comunidades, aunque en 1521 se negó acudir al llamamiento del papa León X para que se uniese a Carlos V en su guerra contra Francisco I, y colaboró en cambio con el rey de Francia en su lucha contra la piratería turca.
Durante el reinado de Manuel I se produjeron acontecimientos de la máxima relevancia en el plano de las navegaciones y las exploraciones geográficas, entre las que cabe destacar el descubrimiento de las rutas marítimas hacia la India y Brasil, el gobierno de don Francisco de Almeida en la India, el viaje alrededor del mundo de Fernando de Magallanes, las conquistas de Alfonso de Alburquerque, el establecimiento de relaciones con Java y China o la exploración de las Molucas por Antonio de Abreu. Sin embargo, poco tuvo que ver el rey en todas estas conquistas, producto de la iniciativa personal de los anteriormente citados, que casi nunca recibieron un apoyo suficiente del monarca portugués; éste se conformó con titularse senhor da conquista, navegaçao e commercio da Ethiopia, Arabia, Persia e India. Manuel I ordenó construir fortalezas en aquellos lugares, pero éstas, lejos de contribuir a la consolidación del poderío portugués, fueron el germen de la descomposición de tan vasto imperio.