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• Afiches y folletos: Prepare un folleto si le insume un costo mínimo. No hay ningu-
                   na evidencia que un folleto incremente el acto de dar.
                   • Señaladores y otros recuerdos: Son buenos para pedir que la gente ore por su proyecto.












                     Somos el pueblo de Dios. Plantar iglesias es la obra de Dios. Cumplir la obra de
                   Dios requiere que trabajemos en conjunto (el pueblo de Dios necesita trabajar en
                   conjunto para la promoción de su Reino); esto requiere la buena utilización de su
                   tiempo, sus talentos y la riqueza del pueblo de Dios.

                     Por lo tanto, para desarrollar la base de recursos necesarios para plantar una nue-
                   va iglesia, no se consigue solamente con levantar fondos. Tampoco con solamente
                   conseguir gente que apoye su proyecto. De hecho, en realidad es un tema de unir
                   al pueblo de Dios, para que Él pueda juntar a su tiempo los dones y las riquezas
                   de sus hijos para su gloria.

                     Deuteronomio 26:18 nos dice: “… el Señor ha declarado que tú eres su pueblo, su po-
                   sesión preciosa…”. Dios lo ha llamado ser su hijo. Él lo ha bendecido con dones para
                   servir y proveer liderazgo visible en la plantación de una nueva iglesia. Dios ha
                   llamado a otra gente para asociarse con usted en aquel esfuerzo. La participación
                   de ellos es tan crucial como la suya.

                     El Señor lo llama y lo quiere utilizar para plantar una iglesia –la cual es Dios-
                   céntrica–, empujado por el evangelio. Una iglesia que avanza en el Reino, su
                   propósito es convertirse en una iglesia que se multiplica.

                     Desde un punto de vista humano, esta es una aventura emocionante y empresarial.
                   Desde un punto de vista espiritual, la emoción humana se reduce hasta la insigni-
                   ficancia ante lo que representará para la eternidad.




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