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que, como en el caso de la influenza, muchos casos son asintomáticos, a algunos enfermos no les pasa nada y ni se dan cuenta que estuvieron contagiados. No se sabe con certeza, pero se cree que solo un 20% de las infecciones de este coronavirus son sintomáticas, y de esas, alguna proporción menor empieza a presentar algunos problemas pulmonares y neumonía.
“Esto también es parecido a la influenza, los números no son muy diferentes. Se estiman unos 800 mil casos de influenza entre 2017 y 2018 en Estados Unidos, solo los casos sintomáticos. Hay números parecidos en México, unos 70 mil casos sintomáticos. Y del total de los casos sintomáticos, un 2% termina con mortalidad, que al parecer es el mismo porcentaje que está presentado el COVID-19. Normalmente se trata de personas que tienen otras complicaciones, como ser gente muy mayor, ser diabéticos, personas que tiene problemas de inmunidad, que tienen otras complicaciones y que no se pueden defender bien de la enfermedad. En eso también se parece a la influenza, no difiere en los números ni en qué tan infecciosa es, y sin embargo todos los años vivimos con esos números en todas partes, en particular aquí en México, no nos sorprenden esos datos.
“Lo que sí puedo ver como algo diferente es que no se sabe cómo tratarlo, no hay un procedimiento específico para el COVID-19. Para una persona que está desarrollando síntomas graves no hay un tratamiento específico. Cuando empezó la epidemia de la influenza tipo AH1N1 en México en 2009, rápidamente se dieron cuenta los médicos que con un antiviral bastante común se trataba muy bien. Con ese antiviral los casos reaccionaban positivamente, y por eso ya no tuvo mayor impacto. Sin embargo, en este caso no se sabe cómo tratar al COVID-19. A los pacientes se les da oxígeno, cosas para aliviar los síntomas y luego a esperar que el cuerpo se defienda solo. Se ha tratado de utilizar cosas más sofisticadas, como Interferón, que es un antiviral que se usa con gente que tiene VIH, pero realmente no se ha encontrado un tratamiento específico efectivo”.
“El siguiente problema que puedo notar es que de los cincuenta y tantos mil casos que hay ahora, solo se han reportado como dados de alta a 8,000. O sea, la enfermedad tiene un período de evolución muy largo, y muchas veces ese periodo puede ser en hospitalización. Entonces ahí sí puede afectar a los servicios de salud, como está pasando en la provincia de Wuhan. Es un
problema que pude afectar la capacidad de los centros hospitalarios. Y más aún: como es un virus nuevo, todos nos vamos a enfermar. Ese es el problema, no tanto la mortalidad, sino que es un virus nuevo, nos va a dar a todos, y nos va a dar de repente, no hay un tratamiento y su desarrollo es muy largo en un número significativo de casos. Esa es una evaluación personal a partir de los números que he podido ver”.
- ¿Cuál es el riesgo que corremos en México?
JACG: “Como dijo hace unos días el secretario de salud: de que el virus va a llegar a México, va a llegar, y no creo que haya manera de evitarlo. Afortunadamente estamos lejos de China, tenemos intercambio de personas, pero no es tan grande, como le está pasando a Japón. Recientemente las autoridades japonesas advirtieron que ya entraron a otra etapa, porque ya está libre el virus en su territorio. Habían tenido algunos casos ligados a viajes, casos que pudieron identificar aisladamente, pero ahora ya tienen casos de infecciones locales. Para que pase eso en México tenemos tiempo de prevenirlo. Podemos empezar a hacer modelos. Es complicado y lleva tiempo, pero las herramientas están. Ya que estemos en posibilidad de evaluar los grados de hospitalización, entonces podremos saber qué capacidad o qué respuesta necesitamos. Yo creo que pronto vamos a saber más de la enfermedad y eso nos va a permitir prepararnos mejor para cuando llegue aquí.
“Otro de los problemas que suelen ocurrir es que la gente entra en pánico y con cualquier síntoma ya quiere ir al hospital. Eso está pasando en China. Ahí las matemáticas nos pueden ayudar, por ejemplo, la estadística, para desarrollar pruebas que tal vez no sean tan certeras, pero que pueden filtrar los casos, hacer una prueba más barata, mucho más accesible y rápida para que la gente no tenga que acudir al hospital. Ahora mismo nos falta tiempo, pero los datos del crucero van a ser muy útiles. En estos días vamos a tener información completa sobre el análisis de todos los pasajeros. Eso es superútil porque normalmente no tenemos información de casos asintomáticos, y ahora se puede aprovechar esto.
“Otra cosa muy interesante es saber si realmente encerrar a la gente ha servido. En términos de la epidemia tal vez no sea contraproducente, pero puede ser que simplemente no tenga sentido. La
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