Page 41 - Cómo aprendimos a volar (II Edición)
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Mi historia es una historia de mil colores. Diversos matices, colores y tenden-
cias por tantas cosas que han pasado. Ya no son lágrimas de tristeza como era antes, ahora son de alegría, compromiso y gratitud.
Primero quiero contarles que soy la sexta de varias her- manas y hermanos,
tengo dos hermanos maravillosos a los
que amo mucho, al
uno porque está y al
otro porque no está,
se fue al país donde
se buscan sueños. Mi
madre cuenta que he
nacido a los siete meses porque tuvo un accidente, por eso tam- poco pudo estar conmigo ni darme de lactar; fueron mis hermanas mayores quienes me cuidaron.
Tengo recuerdos de cuando fui a la escuela por primera vez, a los cuatro años, de la mano de mis hermanas mayores, recuerdo que el padre direc- tor de ese entonces les decía que yo era muy chiquita para
que me lleven. Yo creo que era como una muñeca viviente. En la escuela siempre destacaba por mis habilidades de escri- tura, lectura, declamación y mis calificaciones. Siempre me gustó estudiar, aunque nos fal- taba mucho material, como cua- dernos, compartíamos los que había en la casa.
Una experien- cia muy bonita fue cuando pude viajar en avión para decla- mar ante el presi- dente Jaime Roldós Aguilera y su esposa en la ciudad más grande de todas. En
aquel tiempo era increíble que una niña pequeñita indígena, como yo, llegara al palacio pre- sidencial. Tengo recuerdos muy claros de ese día: comí cosas ricas que nunca había comido en mi casa y recibí juguetes que mi mamá y papá nunca me hubieran comprado, porque priorizaban el dinero para com- prar tierras o animales. Pero al juguete le colgaron junto a un altar para adornar una imagen
“Siempre me gustó estudiar, aunque nos faltaba mucho material, compartíamos lo que había en la casa”
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