Page 1221 - Biblia el Unico Dios
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 21 «No todo el que me diga: “Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial.
22 Muchos me dirán aquel Día: “Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?” 23 Y entonces les declararé: “¡Jamás les conocí; ¡aléjense de mí, agentes de iniquidad!”
Los dos cimientos
(Lc.6.46-49)
24 «Así, todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca:
25 cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y embistieron contra aquella casa; pero ella no cayó, porque estaba cimentada sobre roca.
26 Y todo el que oiga estas palabras mías y no las ponga en práctica, será como el hombre insensato que edificó su casa sobre arena:
27 cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, irrumpieron contra aquella casa y cayó, y fue grande su ruina.»
28 Y sucedió que cuando acabó Jesús estos discursos, la gente quedaba asombrada de su doctrina;
29 porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.
Mateo 8
1 Después de que Jesús bajó del monte, fue siguiéndole una gran muchedumbre.
2 En esto, un leproso se acercó y se postró ante él, diciendo: «Señor, si quieres puedes limpiarme.»
3 Jesús extendió la mano, le tocó y dijo: «Quiero, queda limpio.» Y al instante quedó limpio de su lepra.
4 Y Jesús le dice: «Mira, no se lo digas a nadie, sino vete, muéstrate al sacerdote y presenta la ofrenda que prescribió Moisés, para que les sirva de testimonio.
Jesús sana al siervo de un centurión
(Lc.7.1-10)
5 Al entrar en Capernaum, se le acercó un centurión y le rogó
6 diciendo: «Señor, mi criado yace en casa paralítico con terribles sufrimientos.» 7 Y Jesús le dijo: «Yo iré y le sanaré.»
8 Contesto el centurión: «Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; basta que lo digas de palabra y mi criado quedará sano.
9 Porque también yo, que soy un subalterno, tengo soldados a mis órdenes, y digo a éste: “Vete”, y va; y a otro: “Ven”, y viene; y a mi siervo: “Haz esto”, y lo hace.»
10 Al oír esto Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían: «Les aseguro que en Israel no he encontrado en nadie una fe tan grande.
11 Y les digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se pondrán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los Cielos,
Jesús sana a un leproso
(Mr.1.40-45; Lc.5.12-16)










































































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