Page 1241 - Biblia el Unico Dios
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9 Y si tu ojo te es ocasión de pecado, sácalo y arrójalo de ti; más te vale entrar en la Vida con un solo ojo que, con los dos ojos, ser arrojado en el infierno del fuego.
10 «Guárdense de menospreciar a uno de estos pequeños; porque a ellos los cuidan los ángeles del cielo.
11 Porque el Hijo de Dios ha venido para salvar lo que se había perdido.
Parábola de la oveja perdida
(Lc.15.3-7)
12 ¿Qué les parece? Si un hombre tiene cien ovejas y se le descarría una de ellas, ¿no dejará las noventa y nueve, para ir en busca de la descarriada?
13 Y si llega a encontrarla, les digo de verdad que tiene más alegría por ella que por las 99 no descarriadas.
14 Así también, el Padre de ustedes que está en el cielo no quiere que se pierda ninguno de estos pequeños.
Como se debe perdonar al hermano
15 »Si tu hermano te hace algo malo, habla con él a solas y hazle reconocer su falta. Si te hace caso, ya has ganado a tu hermano.
16 Mas si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra.
17 Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y publicano.
18 «Yo les aseguro: todo lo que aten en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desaten en la tierra quedará desatado en el cielo.
19 «Les aseguro también que si dos de ustedes se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, sea lo que fuere, lo conseguirán de mi Padre que está en los cielos.
20 Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.»
21 Pedro se acercó entonces y le dijo: «Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar las ofensas que me haga mi hermano? ¿Hasta siete veces?»
22 Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete.
Los dos deudores
23 «Por eso el Reino de los Cielos es semejante a un rey que quiso ajustar cuentas con sus siervos.
24 Al empezar a ajustarlas, le fue presentado uno que le debía 10.000 talentos. 25 Como no tenía con qué pagar, ordenó el señor que fuese vendido él, su mujer y sus hijos y todo cuanto tenía, y que se le pagase.
26 Entonces el siervo se echó a sus pies, y postrado le decía: “Ten paciencia conmigo, que todo te lo pagaré.”
27 Movido a compasión el señor de aquel siervo, le dejó en libertad y le perdonó la deuda.
28 Al salir de allí aquel siervo se encontró con uno de sus compañeros, que le debía cien denarios; le agarró y ahogándole, le decía: “Paga lo que debes.”