Page 1240 - Biblia el Unico Dios
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19 Entonces los discípulos se acercaron a Jesús, en privado, y le dijeron: «¿Por qué nosotros no pudimos expulsarle?
20 Jesús les dijo: «Por su poca fe. Porque yo les aseguro: si tienen fe como un grano de mostaza, dirían a este monte: “Desplázate de aquí allá”, y se desplazará, y nada les será imposible.»
Jesús anuncia otra vez su muerte
(Mr.9.30-32; Lc.9.43-45)
21 Yendo un día juntos por Galilea, les dijo Jesús: «El Hijo de Dios va a ser entregado en manos de los hombres;
22 le matarán, y al tercer día resucitará.» Y se entristecieron mucho.
Pago del impuesto del templo
23 Cuando llegaron a Capernaum, vinieron a Pedro los que cobraban las dos dracmas, y le dijeron: ¿Tu Maestro no paga las dos dracmas?
24 El dijo: Sí. Y al entrar él en casa, Jesús le habló primero, diciendo: ¿Qué te parece, Simón? Los reyes de la tierra, ¿de quiénes cobran los tributos o los impuestos? ¿De sus hijos, o de los extraños?
25 Al contestar él: «De los extraños», Jesús le dijo: «Por tanto, libres están los hijos.
26 Sin embargo, para que no les sirvamos de escándalo, vete al mar, echa el anzuelo, y el primer pez que salga, cógelo, ábrele la boca y encontrarás un estátero; tómalo y dáselo por mí y por ti.»
Mateo 18
Quien es el mayor?
(Mr.9.33-37; Lc.9.46-48)
1 En aquel momento se acercaron a Jesús los discípulos y le dijeron: «¿Quién es, pues, el mayor en el Reino de los Cielos?»
2 Jesús llamó entonces a un niño, le puso en medio de ellos
3 y dijo: «Yo les aseguro: si no cambian y se hacen como los niños, no entraran en el Reino de los Cielos.
4 Así que, quien se haga pequeño como este niño, ése es el mayor en el Reino de los Cielos.
5 «Y el que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe.
Ocasiones de caer
(Mr.9.42-48; Lc.17.1-2)
6 Pero al que escandalice a uno de estos pequeños que creen en mí, más le vale que le cuelguen al cuello una de esas piedras de molino que mueven los asnos, y le hundan en lo profundo del mar.
7 ¡Ay del mundo por los tropiezos! porque es necesario que vengan tropiezos, pero ¡ay de aquel hombre por quien viene el tropiezo!
8 por eso si, tu mano o tu pie te es ocasión de pecado, córtalo y arrójalo de ti; más te vale entrar en la Vida manco o cojo que, con las dos manos o los dos pies, ser arrojado en el fuego eterno.