Page 1238 - Biblia el Unico Dios
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5 Los discípulos, al pasar a la otra orilla, se habían olvidado de tomar panes.
6 Jesús les dijo: Miren, cuídense de la levadura de los fariseos y de los saduceos. 7 Ellos hablaban entre sí diciendo: «Es que no hemos traído panes.»
8 Mas Jesús, dándose cuenta, dijo: «Hombres de poca fe, ¿por qué están hablando entre ustedes de que no tienen panes?
9 ¿Aún no comprenden, ni se acuerdan de los cinco panes de los 5.000 hombres, y cuántos canastos recogiste?
10 ¿Ni de los siete panes que repartí entre los 4.000, y cuántas canastas recogieron?
11 ¿Cómo no entienden que no me refería a los panes? Miren, cuídense de la levadura de los fariseos y de los saduceos.
12 Entonces comprendieron que no había querido decir que se guardasen de la levadura de los panes, sino de la doctrina de los fariseos y saduceos.
La confesión de Pedro
(Mr.8.27-30; Lc.9.18-21)
13 Cuando Jesús llego a la región de Cesárea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que soy yo?»
14 Ellos dijeron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías, otros, que Jeremías o uno de los profetas.»
15 el les dijo: «Y ustedes ¿quién dicen que soy yo?»
16 Simón Pedro contestó: «Tú eres el salvador, el Hijo del Dios vivo.»
17 Entonces le respondió Jesús: «Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos.
18 Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.
19 A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos.» 20 Entonces mandó a sus discípulos que no dijeran a nadie que él era el Salvador.
Jesús anuncia su muerte
(Mr.8.31-9.1; Lc.9.22-27)
21 A partir de entonces Jesús comenzó a explicar a sus discípulos que él tendría que ir a Jerusalén, y que los ancianos, los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley lo harían sufrir mucho. Les dijo que lo iban a matar, pero que al tercer día resucitaría
22 Tomándole aparte Pedro, se puso a reprenderle diciendo: «¡Lejos de ti, Señor! ¡De ningún modo te sucederá eso!»
23 Pero Jesús, volviéndose, dijo a Pedro: «¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡tropiezo eres para mí, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres!
24 Entonces dijo Jesús a sus discípulos: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y sígame.
25 Porque quien quiera salvar su vida, la perderá, pero quien pierda su vida por mí, la encontrará.