Page 526 - Biblia el Unico Dios
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Eliseo y el sitio de Samaria
24 Sucedió después de esto que Ben-adad, rey de Siria, reunió todas sus tropas y subió y puso sitio a Samaría.
25 Hubo gran hambre en Samaría; y tanto la apretaron que una cabeza de asno valía ochenta siclos de plata, y un par de cebollas silvestres cinco siclos de plata. 26 Pasaba el rey de Israel por la muralla cuando una mujer clamó a él diciendo: «Sálvame, rey mi señor!»
27 Respondió: «Si el Señor (יהוה) no te salva, ¿con qué puedo salvarte yo? ¿Con la era o con el lagar?»
28 Y le dijo el rey: «¿Qué te ocurre?» Ella respondió: «Esta mujer me dijo: “Trae a tu hijo y lo comeremos hoy; y el mío lo comeremos mañana.”
29 Cocimos a mi hijo y nos lo comimos; al otro día le dije: “Trae tu hijo y lo comeremos”, pero ella lo ha escondido.»
30 Cuando el rey oyó las palabras de la mujer desgarró sus vestidos; como pasaba sobre la muralla, el pueblo vio que llevaba cilicio interiormente sobre su cuerpo.
31 Dijo: «Esto me haga el señor y esto me añada si hoy le queda la cabeza sobre los hombros a Eliseo, hijo de Safat.»
32 Estaba Eliseo sentado en su casa y los ancianos estaban sentados con él. El rey envió un hombre por delante, pero antes que llegara el mensajero a donde él, dijo él a los ancianos: «Han visto que este hijo de asesino ha mandado cortar mi cabeza. Miren, cuando llegue el mensajero, cierren la puerta y sosténganla contra él, ¿Acaso no se oye tras de él el ruido de los pasos de su señor?
33 Todavía estaba hablando con ellos cuando el rey bajó a él y dijo: «¡Todo este »?)יהוה( Cómo he de confiar aún en el Señor¿ !)יהוה( mal viene del Señor
2 Reyes 7
:)יהוה( Así dice el Señor :)יהוה( Dijo Eliseo: «Escucha la palabra del Señor 1 Mañana a esta hora estará la arroba de flor de harina a siclo, y las dos arrobas de cebada a siclo, en la puerta de Samaría.»
2 El escudero, sobre cuyo brazo se apoyaba el rey, respondió al hombre de Dios y le dijo: «Aunque Dios abriera ventanas en el cielo ¿podría ocurrir tal cosa?» Respondió: «Con tus ojos lo verás, pero no lo comerás.»
3 Cuatro hombres que estaban leprosos se hallaban a la entrada de la puerta y se dijeron uno a otro: «¿Por qué estarnos aquí hasta morir?
4 Si decimos: “vamos a entrar en la ciudad”, como hay hambre en ella, allí nos moriremos, y si nos quedamos aquí, moriremos igual. Así que vamos a pasarnos al campamento de Siria; si nos dejan vivir, viviremos, y si nos matan, moriremos.»
5 Se levantaron al anochecer para ir al campamento de Siria; llegaron hasta el límite del campamento de Siria y no había allí nadie,
6 porque el Señor había hecho oír en el campamento de Siria estrépito de carros, estrépito de caballos y estrépito de un gran ejército, y se dijeron unos a otros: