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Polonia con sus pa-
dres. ¿Sabe por qué?– Tomo la nota que ahora ocupa su lugar y la leo:
pregunta- Porque se
supone que debo servir “Querida Klaudia Komorowska,
al país. “Debo de ha- Me ha dicho un compañero que le avisaron
cerlo en cambio a todo
lo que me ha dado”, sobre unos franceses que nos esperan en Checoslovaquia.
¿qué me ha dado el Razón por la cual hice que inhalara algo para dormir
país? Causó la muerte
de mis padres, ellos no querían estar involucrados en la guerra, y de esta manera no despertase durante la batalla
y tampoco yo. Todos dicen que debería estar orgulloso de traba- y se pusiera nerviosa.
jar para Hitler. Pero no lo estoy; créame Klaudia Komorowska,
que si yo estuviera al mando de Alemania, sus padres y su país Ahora que la veo dormir, mientras escribo esto,
seguirían igual que ayer. me pregunto si usted siente lo mismo que yo.
-Gracias... -digo tímidamente- entonces, ¿por qué esta en el Le prometo, Klaudia Komorowska,
ejército?
que nos volveremos a ver muy pronto.
-¿Qué no lo entiende? No hay otra opción.
Su querido amigo, ahora con nombre,
-Podría escapar.
Albert Müller”
-No tengo a dónde escapar. Además, deje a mi hijo en Alema-
nia. Él es lo único que me motiva para intentar ganar la guerra.
Sé que el espera verme llegar triunfando.
-¿Qué edad tiene?
Si supiera que lo que siento yo no es igual, sino más fuerte.
-8 años, los mejores de toda mi vida. ¿Cómo saber si murió o no? Supongo que si no lo hizo habría
regresado conmigo, ¿no?
-Podría preguntar por...
Abren las puertas. Veo a alguien, alguien de ojos malvados y
-¿Por su madre? -me interrumpe bruscamente- Ella murió al labios delgados. Era alguien con un rango alto. Delante de él se
tenerlo. Mi hijo estuvo a punto de morir también. encontraba otro soldado, uno muy atractivo, uno que yo ya co-
-Oh, lo siento mucho... -digo tapándome la boca. nocía.
-No se preocupe, Klaudia. Ya es un poco tarde, ¿no cree que Este último, con partes de su rostro moradas y con sangre, sos-
debería descansar un poco? –le hago caso y me acuesto. tiene un arma. Le tiemblan las manos y le lloran los ojos.
-Ahora –escucho decir a quien está atrás de él.
Estamos él y yo, cambiando poco a poco; primero celebramos Dos últimas lagrimas ensangrentadas manchan sus botas antes
que ganamos la guerra, ahora nuestro aniversario. Nos vemos de disparar y que yo cayera mientras escucho su grito de deses-
fijamente, sus ojos son de un azul tan cegador que tengo que peración, el cual, incluso antes de ser detectado por mis oídos,
cerrar los míos, algo me dice que ya cerró él los suyos… algo lo nota mi corazón.
me dice que siente lo mismo que yo. Después de todo, cumplió su promesa. Nos vimos otra vez. Sólo
que ahora no fue para
discutir. Fue para que el
El camión frena de manera tan brusca que me golpeo en la ca- hombre al que conocí
beza y despierto. Tengo que despertarlo para decirle qué soñé. estando capturada; el
Pero no está aquí, en su lugar se encuentra un pequeño pedazo hombre que odie inicial-
de papel con algo escrito. No me atrevo a leerla. mente, pero terminé
comprendiendo; el hom-
bre del que me enamore
Me asomo por un hueco que hay en el camión y alcanzo a ver en menos de un día; el
una versión pequeña de ese hombre. Un niño con el mismo ros- hombre al que no le dije
tro angelical hablando con un adulto. Pero no es su padre. Le lo que sentía… para que,
dicen algo y lágrimas empiezan a rodar por las mejillas del pe- irónicamente, el hombre
queño… no. No puede ser lo que yo creo. No hubo batalla mien- que me perdonó la vida,
tras dormía; de ser así me hubiera despertado. me la quitara.
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