Page 124 - Historia de la civilización peruana contemplada en sus tres etapas clásicas de Tiahuanaco, Hattun Colla y el Cuzco, precedida de un ensayo de determinación de "la ley de translación" de las civilizaciones americanas
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          ”En el dicho segundo período, la ciencia, las artes  y  en par-
      ticular la cerámica  y  la escultura, alcanzaron un grado de perfec-
      ción no superado más tarde por ningún pueblo americano hasta
      los días de la conquista.
          ”En la época aludida Tihuanaco ocupó en Sudamérica el pri-
      mer lugar a título de centro de religión  y de cultura,  y fue por
      entonces la metrópoli política  y  la religiosa del Continente.
          ’Tarece ser que en aquella época sus régulos mandaron a
      jefes mitimayos, encargados de la trasplantación de familias, a
      todos los puntos del Continente, con la misión de fundar pueblos
      en que reunieron en comunidades a las hordas que sin sujeción
      alguna vivían dispersas en ellos.”
          Nosotros, abundando en estos tan atinados conceptos, limi-
      tamos la acción colonizadora  y  civilizadora de Tihuanaco a los
      valles de la vertiente occidental de la Cordillera de los Andes,
      comprendidos entre Camaná  y  el Loa.
          Continuaremos citando el Profesor Posnansky:
          “Como Tihuanaco era en aquel tiempo el centro político  y
      religioso más importante del continente, allá iban a peregrinar  y
      rendir tributo una multitud de razas de todas las secciones del
      Continente.”
          Basta, según nosotros, que aquellas teorías de fieles proce-
      diesen de las diferentes dependencias comprendidas entre Cama-
      ná  y  el Loa, las cuales irían a rendir tributo de filial veneración
      a las momias de los fundadores de sus respectivos linajes, a las
      cuales los régulos de la urbe de los Muertos Sentados manten-
      drían en rehenes en el hipogeo famoso de Puma Punco, en un
      sentido de pacto de alianza  y  de cohesión del Estado protoeo-
      llagua.
          ”Tihuanaco—continúa el Profesor Posnansky—era no sola-
      mente un centro de cultura  y de disciplina religiosa, sino un pa-
      raje de culto de difuntos y  un gran cementerio en el cual ha de-
      bido de ser una honra  y  una gracia especial el ser enterrado.”
          “La ruina prematura de Tihuanaco fué provocada por un
      cataclismo.”
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