Page 24 - SALVADOR BORREGO ARMA ECONOMICA
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ARMA ECONOMICA

                Internacional,  el  Banco  de  Reconstrucción,  el  Banco
                Mundial y el Consejo de Relaciones Exteriores.
                   Dichos organismos tenían sobrados recursos econó-
                micos y políticos para la concesión de créditos, para ele-
                var las tasas de interés (flotación), para apuntalar el tipo
                de cambio de las monedas extranjeras (respecto al dó-
                lar),  para  forzarlas  a  devaluarse,  para tolerar la  infla-
                ción o para imponer la recesión y la "austeridad" a otros
                países. La historia económica internacional  desde 1945
                ha sido regida por los mencionados organismos.
                   Frente a la tremenda potencia de Estados Unidos, en
                1 945, la URSS había terminado la guerra con más de 21
                millones  de  bajas,  con  la  mayor parte de  su industria
                destrozada y con una economía peor que  la  que tenía
                antes de la contienda, lo cual ya era mucho decir.
                   En cuanto a ganancias, la URSS recibió de Roosevelt
                (además de la ayuda para evitar su derrota), la cesión de
                seis países y medio en Europa (Letanía, Estonia, Lituania,
                Polonia, Rumania, Bulgaria y la mitad de Alemania). Así
                empezó a crecer su imperio en 1945.
                   Roosevelt murió en abril  de ese año,  pero dejó una
                vasta maquinaria dominando todas las fibras de la na-
                ción,  desde numerosas universidades y medios de co-
                municación hasta los puestos políticos y las finanzas del
                más alto nivel, lo mismo que muchos de los niveles me-
                dios, donde se toman decisiones favorables a cierta polí-
                tica o se torpedean las que no le son favorables.
                   El  equipo de Roosevelt fue siendo heredado por las si-
                guientes administraciones, y las bajas por muerte fueron
                siendo  reemplazadas por veintenas  de  egresados  de
                Harvard. El famoso Galbraith, colaborador de Roosevelt (a
                quien le hacía algunos de sus discursos), confiesa en sus
                Memorias que desde los años veintes Harvard se movía
                entre tendencias "liberales y revolucionarias", o sea dos
                matices de una misma corriente favorable a la URSS.
                   El Consejo de Relaciones Exteriores y posteriormente
                la  poderosa  Comisión  Trilateral,  también  han  venido
                custodiando la herencia política de Roosevelt, que fun-
                damentalmente consiste en lo siguiente:


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