Page 27 - Historia antigua de Megico: : sacada de los mejores historiadores espnoles, y de los manuscritos, y de las pinturas antiguas de los indios; : dividida en diez libros: : adornada con mapas y estampas, e ilustrada con disertaciones sobre la tierra, los animales, y los habitantes de Megico.
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14 HISTORIA ANTIGUA DE MEGICO.
Inquietud de Moteuczoma. Su primera embajada, y regalo a
Cortés.
Fácil es de imaginarse la gran inquietud y perplegidad en que pon-
drían a Moteuczoma aquellas noticias, y los pormenores que supo
acerca del carácter de aquellos estrangeros, del Ímpetu de sus caba-
llos, v de la violencia destructora de sus armas. Como dado a la
superstición mandó consultar inmediatamente a sus dioses, sobre la
pretensión de los estrangeros, y la respuesta fue, según dicen, que
no los admitiese jamas en su capital. Proviniese este oráculo del
demonio, como algunos autores creen, el cual procuraba cerrar la
entrada al Evangelio, o de los sacerdotes, como yo pienso, en su
ínteres propio, y en el de toda la nación, lo cierto es que Moteuczoma
se decidió desde entonces a no recibir a los Españoles: mas para
proceder con acierto, y de un modo conforme a su carácter, les mandó
una embajada, con un regalo ciertamente digno de su regia magnifi-
cencia. El embajador fue un gran personage de su corte, mui seme-
jante, tanto en la estatura como en las facciones al general Español,
según lo asegura un testigo ocular*. Apenas habían pasado siete
dias de la despedida de Teuhtlile, cuando volvió acompañado de este
sugeto, y de mas de cien hombres de carga, que traían el regalo f.
^
Cuando se halló el embajador en presencia de Cortés, tocó con la
mano el suelo, y después la llevó a la boca, según el uso de aquellas
o-entes, incensó al general % y a los otros oficiales, que estaban a su
* Bernal Diaz del Castillo.
+ Bernal Diaz llama a este embajador Quintalbor: mas este nombre no es ni
pudo ser Megicano. Robertson dice que los mismos oficiales que hasta entonces
habían tratado con Cortés, fueron los encargados de la respuesta del rei, sin
N
hacer mención del embajador : pero tanto Bernal Diaz del Castillo, como otros
historiadores Españoles, afirman lo que refiero. Solis, en vista del corto inter-
valo de siete dias, y de la distancia de setenta leguas entre aquel puerto y la capi-
tal, no quiso creer que fuese entonces un embajador a ver a Cortés : pero
habiendo dicho poco antes que las postas Megicanas eran mas diligentes que las
de Europa, no es de estrañar que llevasen en poco mas de un dia la noticia de la
llegada de los Españoles, y que en cuatro o cinco dias hiciese el viage el embaja-
dor, en litera, y a hombros de los mismos correos, como muchas veces se hacia.
Pues el hecho no es inverosímil, debemos creer a Bernal Diaz, testigo ocular, y
sincero.
% Este acto de incensar a los Españoles, aunque no fuese mas que un obsequio
puramente civil, y el nombre de teteuctin (señores) con que los llamaban, y que
es el algo semejante al de teten (Dios) les hicieron creer que los Megicanos los
creían seres superiores a la humanidad.