Page 202 - Novelas
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194        OBRAS DE SELGAS.
           — Bueno  ; pero es el caso que tengo ganada la
         partida.
           — ¡Ganada la partida! (exclamó el padre, lle-
         vándose las manos á la cabeza.) {Infeliz.... jue-
         gas  ! .  .  . ¿Y dónde ?.  .  .  .  Dónde está esa casa de
                            ¿
               .
         juego, que yo no la conozco?
           — ¿No?.... Vamos....  V. también juega en
         ella....
           Esta respuesta lo dejó pensativo. Después ex-
         clamó  :
           — ¡Desventurado !.... ¡Te gustan los naipes!. ...
           — Los naipes precisamente, no; pero me gus-
         tan las cartas.
           — Sal de mi casa  !  ( le gritó  , señalándole la
             ¡
         puerta. ) ¡Ya no tienes padre  !
           Entonces ei hijo cogió la capa de su padre que
         se hallaba sobre una silla  ; levantó la esclavina,
         y metiendo los dedos por un descosido abierto
         entre la tela y el forro  , sacó un papel plegado
         en muchos dobleces, y dándoselo, le dijo:
           — Ahí tiene V.  las cartas con que yo juego.
           Coger el papel, desdoblarlo y leerlo, fué cosa
         de abrir y cerrar los ojos.
                                 fin.) Es un golpe
           — ¡Soberbio! (exclamó al
         maestro. Ven, abrázame. Tú eres mi hijo; te
         reconozco. Era imposible que no tuvieras ta-
         lento.
           El  estudiante estaba en sus glorias. Con los
         brazos cruzados y la cabeza erguida  , paladeaba
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