Page 69 - Novelas
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MUNDO, DEMONIO Y CARNE.     6l
      guada: nadie quiere envejecer. Con una juven-
      tud eterna  , la tierra  sería para  el hombre  el
      verdadero paraíso.
        — La eternidad  ! — murmuró Baal con voz
                        .
                      . .
                       .
          ¡
      sombría.
        —Me parece (dijo Elias, mirándolo fijamente)
      que has experimentado grandes contrariedades.
      Descubro en tu rostro  , de vez en cuando  , ras-
      gos oscuros de acerba  tristeza. Tu vida ha de
      haber sido muy borrascosa. Vamos  , cuéntame
      tu historia.
        —Pueril curiosidad (le contestó). Mi historia
      es la historia del género humano.
        —Bien  ; pero tú eres rico  ; todo el aspecto de
      tu persona revela opulencia  ; veo brillar en tu
      mano un diamante digno de la corona de un
      rey. Dime á lo menos cómo has podido conquis-
      tar los favores de la loca fortuna.
        —No hay tal fortuna,— contestó Baal.
        —¿No?
        —No.
        — ¿Qué hay, pues?
        — Audacia y astucia.
        —Hablas como un hombre que ha devorado
      todas las esperanzas de la vida.
        —Es posible  ; pero  , dime  , ¿te queda á  ti to-
      davía alguna esperanza?
        —Me queda una.
        — ¿Guál?
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