Page 15 - Cómo no escribir una novela
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cambiado, y para siempre, en tan poco tiempo!



          Hubo una época en la que un libro podía venderse únicamente porque su autor había
          estado en países lejanos y vuelto para contar las exóticas escenas que había visto. Ese
          autor  fue  Marco  Polo  y  esa  época  el  siglo  XIII.  Si  conoces  muy  bien  un  lugar

          interesante,  no  dudes  en  utilizarlo  para  dar  a  tu  novela  un  marco  bien  definido  y  un
          ambiente peculiar. Pero aunque los exóticos nativos pueden añadir un sabroso color a tu

          novela,  no  importa  cuántos  bazares  hayas  visitado,  con  cuántos  artistas  de  la  estafa
          hayas  intercambiado  tu  dinero  o  de  cuántos  niños  harapientos  de  las  calles  te  hayas
          apiadado,  los  criterios  para  contar  una  historia  en  Tombuctú  son  exactamente  los
          mismos que en una ciudad de provincias de tu país. Si Chip no hace nada en una isla

          tropical, pero describe las maravillas de estar en una isla tropical, estamos ante una
          Sala  de  espera  con  mucho  follaje,  follaje  que,  además,  nuestro  lector  ya  conoce

          sobradamente por el Discovery Channel, y en alta definición.






                                                                                      No encuentro palabras

                                                                      Cuando el autor no logra comunicar


               Ahora  que  por  fin  había  llegado  a  París,  Chip  comprendió  por  qué  la

               llamaban  la  Ciudad  de  la  Luz.  Era  por  su  luz.  Había  algo  especial  e
               indescriptible en París. Era tan diferente de Indiana… París tenía algo que
               no lograba concretar, cierto… Je ne sais quoi. ¡Finalmente comprendió por

               qué la llamaban así!
                   Le pegó un mordisco a su Big Mac, y como siempre había sospechado,
               incluso  el  Big  Mac  sabía  diferente  allí.  Era  una  diferencia  increíble,  algo

               que se había perdido durante toda su vida… hasta ahora. Era alucinante.
                   ¡Ah, París! ¡La Ciudad de la Luz!



          Un subgénero de La sesión de fotos de las vacaciones son esas novelas en las que el
          exotismo del lugar únicamente existe en los recuerdos de la experiencia que ha vivido

          el autor. Esa experiencia se graba tan intensamente en la mente del escritor que no se da
          cuenta de que no ha sabido transmitir al lector de una forma concreta la realidad que él
          ha vivido, física o emocional, en ese lugar. A diferencia de La sesión de fotos de las

          vacaciones, nunca ha habido una época en que estas novelas hayan logrado venderse,
          porque no permiten que el lector vea nada. Es el equivalente de enseñar las fotos de
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