Page 2 - coleman
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Siempre fue maravilloso tenerlo como productor. Fueron las primeras experiencias serias que tuve
                                                                                       con un productor que trabajara sobre material mío. Eso fue para el segundo disco de Fricción y
                                                                                       para el primer disco de Los Siete Delfines. Recuerdo que cuando estábamos grabando el primer
                                                                                       disco de Los Delfines fue muy emocionante porque en ese momento yo pensaba que no iba a volver
                                                                                       a grabar. Y tenerlo a Gustavo en esa situación fue muy importante. Gustavo siempre fue un tipo con
                                                                                       ideas muy claras cuando tuvo que producir mi música y yo confié plenamente en él. Sabía qué era
                                                                                       lo mejor que había que hacer para las canciones. Gustavo sabía cómo tener a todos los músicos
                                                                                       contentos, era muy hábil en eso también. Me enseñó a tener el sonido antes de entrar al estudio,
                                                                                       de encontrar el concepto sonoro de cada canción, porque eso podía crecer en el estudio. Y lo que
                                                                                       siempre admiré de él fue la pasión por la música, la pasión por buscar cosas nuevas que veía en
                                                                                       Gustavo es algo que siempre tengo presente cuando estoy en un proyecto nuevo. Y la excelencia,
                                                                                       buscar lo mejor que uno mismo puede dar, que no es la perfección, la perfección va en contra del
                                                                                       arte, te puede arruinar el proyecto. Son cosas que aprendí trabajando junto a él.

                                                                                       ¿Recordás tu primer encuentro con él?
                                                                                       Sí, Gustavo tocaba en una banda de un compañero mío de colegio. Vozarrón, jazz-rock-folklórico.
                                                                                       Mi amigo era Marcelo Kaplan y tocaban en La Trastienda de Palermo. Teníamos 17, 18 años. Y fui
                                                                                       a verlo a Marcelo y su guitarrista era un chico de rulos con una SG, un chorus y un Musicman. Y
                                                                                       una voz increíble en una suerte de una chacarera lenta. Así fue que lo conocí a Gustavo.
                                                                                       ¿Qué recuerdos tenés como su guitarrista en sus últimas bandas?
                                                                                       Fueron de las experiencias musicales más importantes de mi vida. Tuve una suerte de epifanía en
                                                                                       el debut de la banda de Ahí vamos en el Auditorio Nacional de México ante unas 15 mil personas.
                                                                                       Me di cuenta que yo estaba para interpretar la música de Gustavo. Me sentí como muy involucrado
                                                                                       en esa historia y no me quedaron dudas que entendía el espíritu de la música de Gustavo, que
                                                                                       podría sacar algo nuevo de lo que estaba grabado. Si no es repetir siempre lo mismo y en esos
                                                                                       momentos plenos de  escenarios era cuando aparecía algo nuevo.  Lográbamos que cada  show
                                                                                       fuese algo especial.


























        igual que en el disco. No es un objetivo para mí porque limita las dos cosas. Lo que hacemos es
        una representación  en vivo  de las  canciones que están  grabadas.  No  usamos  ninguna  pista y nos
        exponemos a los errores que son parte del juego y de la música.

        También está Andrés Calamaro en el primer corte de difusión…
        Andrés es la estrella invitada pero también estuvo Roly Ureta y Leandro Fresco, además de Diego
        Cariola en batería y Bodie en sintetizadores. Lo de Andrés fue una idea buenísima de Juan Blas
        porque le sonaba su voz en la letra de “Días futuros”. Yo tengo una relación muy buena con Andrés
        pero hacía años que no hacíamos algo juntos. Yo grabé en su disco Vida cruel en 1985, que fue uno
        de mis primeros trabajos profesionales. Andrés grabó en Madrid y en Buenos Aires elegimos los
        momentos que más nos gustaron. Quisimos poner las dos voces juntas y quedaron ensambladas muy
        naturalmente. Son dos voces muy diferentes que congenian perfectamente.

        Conociste a Gustavo Cerati como líder de banda, como instrumentista y como productor. ¿Qué
        podés decir de Cerati como productor?

                                                                                                                                         10
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