Page 5 - Sentido Común
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partículas hasta ahora desconocidas, el experimento LHCb analiza cierto tipo
de hadrones, los apodados «bellos», con la esperanza de detectar en su
comportamiento efectos indirectos de nuevos fenómenos físicos. Esta clase de
hadrones proporcionan un excelente laboratorio, ya que pueden desintegrarse
de muchísimas maneras y el modelo estándar predice con gran detalle cómo
deberían ocurrir tales procesos. Por tanto, cualquier desviación con respecto a
dichas predicciones podría estar causada por la interferencia de nuevas
partículas.
Este tipo de búsquedas son complejas y exigen una enorme precisión. Sin
embargo, tienen el potencial de detectar el efecto de partículas que ATLAS y
CMS no pueden crear de forma directa. De hecho, varios resultados obtenidos
en los últimos años parecen desafiar las leyes de la física tal y como las
conocemos. El experimento LHCb (cuya b hace referencia a beauty, «belleza»)
podría estar cerca de revelar las leyes que rigen el cosmos a un nivel más
fundamental de lo que el ser humano haya visto jamás.
Una teoría incompleta
Hasta hoy, el modelo estándar ha descrito con rotundo éxito el comportamiento
de las partículas elementales. Estas se dividen en dos grupos: quarks y leptones.
De los primeros hay seis tipos, clasificados en tres familias, o «generaciones»: los
quarks arriba (u) y abajo (d); encanto (c) y extraño (s); y cima (t) y belleza (b,
también conocido como quark fondo, o bottom). Los quarks nunca se observan
aislados, sino agrupados en las partículas que denominamos hadrones. Los
hadrones «bellos» son, por tanto, aquellos que contienen quarks de tipo b. Los
leptones son también seis y, al igual que sus compañeros, se agrupan en tres
generaciones: el electrón y el neutrino electrónico; el muon y el neutrino
muónico; y el tauón y el neutrino tauónico.