Page 12 - revista discurso narativo
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Una pareja se encontraba en su
momento más pleno y feliz, por lo menos
esto era lo que parecía. Las cosas iban
tan bien que ya habían planeado el día
de la boda para concretar el deseo de
estar juntos para siempre. En muestra
de su eterno amor, el hombre de
contextura esbelta y de rasgos
europeos, decidió regalarle a su mujer
un anillo con un pronunciado diamante
color negro que combinaba sin dudas
con el azabache de su cabello. Los ojos
de la dama brillaban y más todavía bajo
la luna mientras su novio le pedía
matrimonio.
Sucedió un asunto laboral que de vez en
cuando salía flote y llevaba a este
corpulento hombre de viaje. La mujer se
quedó sola en la casa que tenían en
Xalapa y no tuvo mejor idea que ir a
visitar al mejor amigo de su futuro
esposo. Resulta ser que con los días se
volvieron rutina las visitas y los besos
entre ambos comenzaron a surgir. Su
pareja volvía de viaje y ella ya se
encontraba en el hogar para recibirlo,
pero él pensó que sería mejor idea
pasar primero por la casa de su amigo.
Ambos amigos de siempre, inseparables
y siempre leales para todo, tomaron
unas copas y hablaron de la vida.
Cuando el hombre se sentó en el sofá,
pudo ver tirado el anillo de diamante
negro que le había entregado a su mujer
antes del viaje. Pensó mil cosas que se
le pasaban por la cabeza, pero no tenía
dudas, estaba frente a una traición.
Volvió agitado a la casa y encontró la
mano vacía de su mujer. Con la mente
en blanco tomó una daga de diamante y
oro para clavarla en el corazón de su
amada y entonces la quitó para colocar
el anillo. La gente se movilizó con la
cruda historia y hasta hicieron fila para
ver al cadáver con el diamante negro
incrustado en el corazón.
marzo 2017 / 13