Page 18 - revista discurso narativo
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Envidiando la suerte del Cochino,
Estaba una liebre siendo
un Asno maldecía su destino. —
perseguida por un águila, y
viéndose perdida pidió ayuda a un
Yo, decía, trabajo y como paja; él
escarabajo, suplicándole que le
come harina y berza, y no trabaja.
ayudara. Le pidió el escarabajo al
A mí me dan de palos cada día, a
águila que perdonara a su amiga.
Pero el águila, despreciando la
él le rascan y halagan a porfía.
insignificancia del escarabajo,
Así se lamentaba de su suerte;
devoró a la liebre en su presencia.
pero, luego que advierte que a la
Desde entonces, buscando
vengarse, el escarabajo observaba
pocilga alguna gente avanza en
los lugares donde el águila ponía
guisa de matanza, armada de
sus huevos, y haciéndolos rodar,
cuchillo y de caldera, y que con
los tiraba a tierra. Viéndose el
maña fiera dan al gordo Cochino
águila echada del lugar a donde
quiera que fuera, recurrió a Zeus
fin sangriento, dijo entre sí el
pidiéndole un lugar seguro para
Jumento: «Si en esto para el ocio
depositar sus huevos. Le ofreció
Zeus colocarlos en su regazo, pero
y los regalos, al trabajo me atengo
el escarabajo, viendo la táctica
y a los palos».
escapatoria, hizo una bolita de
estiércol, voló y la dejó caer sobre
Samaniego
el regazo de Zeus. Se levantó
entonces Zeus para sacudirse
aquella suciedad, y tiró por tierra
los huevos sin darse cuenta. Por
eso desde entonces, las águilas no
ponen huevos en la época en que
salen a volar los escarabajos.
marzo 2017 /18