Page 13 - revista discurso narativo
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Se llamaba María de Jesús Sombra y le decíamos Marichú yo

                  la  quería  más  de  lo  que  quise  a  nadie  y  me  convertí  en  su
                  sombra, ella me contaba cuentos, me cepillaba los dientes, me

                  ayudaba  a  ponerme  los  zapatos.  Por  ese  tiempo  mi  mamá

                  lloraba porque mi papá quedó atrapado en los hilos seductores      Por ti
                                                                                     seré
                  que  le  tendió  una  costurera  llamada  Ariadna,  de  la  cual  mi   Gladiador

                  padre se enamoró. Mi madre rezaba hincada ante la dolorosa         combatiendo
                                                                                     hasta la sangre
                  de su alcoba, Marichú era testigo de sus plegarias Por eso         en la arena del tiempo
                                                                                     Navegante
                  cuando en el  mercado tropezó con la tal Ariadna se le fue         rumbo a Ítaca

                  encima y la justicia intervino, Marichú fue a la cárcel acusada    en contra del viento
                                                                                     Argonauta
                  de haber sido la agresora, mi mamá contrató a un abogado           de la ilusión
                                                                                     pegada a tu sentimiento
                  para  liberarla,  no  hubiera  pasado  a  mayores  si  esa  misma   Caballero

                  noche a ella no le hubiera tocado el servicio de la mesa, mi       de armadura de acero
                                                                                     decapitando al dragón de
                  padre  la  vio  entrar  al  comedor  y  ordenó  despedirla  sin    complicados cuentos
                                                                                     Luchador
                  interesarle sus virtudes.                                          en la épica leyenda
                                                                                     de aves de fuego
                  Mi madre confabulada con María de Jesús Sombra le pidió            Guerrero jaguar
                                                                                     defendiendo el honor
                  esconderse de mi padre jugando al gato con  el ratón, Pero
                                                                                     de tu sagrado templo
                  sucedió la de malas mi papá  regresó a media mañana y nos          Soldado
                                                                                     en la guerra del corazón
                  descubrió,  furioso  mandó  traer  a  mi  mama,  el  amo  y  señor   contra el pensamiento
                                                                                     Cruzado
                  dispuso nuevamente.
                                                                                     en el divino pacto
                                                                                     de nuestro
                  Mi madre la esperaba en la puerta creí que en último momento       romance eterno

                  iba a detenerla, Pero no salió ni una sola frase de sus labios,

                  Le entregó una moneda de oro y la dejó partir, ella se fue y al

                  doblar la esquina no supe ya de su suerte.







                              marzo 2017 / 13
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