Page 101 - En nombre del amor
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CAPÍTULO 12 CAPÍTULO 12
Después de que Gabby se hubiera marchado, Travis vació la nevera portátil. Deseaba pasar un rato con Moby, por lo que agarró la pelota de tenis, pero al empezar con el típico juego de lanzarle la pelota, sus pensamientos volaron hacia aquella chica. Mientras Moby correteaba por la terraza de un lado a otro, no podía apartar de su mente las graciosas arrugas que se le formaban a Gabby en las comisuras de los ojos cuando se reía, o la solemnidad de su voz mientras nombraba las estrellas. De repente, empezó a sentir curiosidad por la relación que mantenía con su novio. Le parecía extraño que no le hubiera contado casi nada acerca de él; aunque suponía que tendría sus motivos para no hacerlo, creyó que era una forma efectiva de alimentar su curiosidad.
No le quedaba ninguna duda: se sentía atraído por ella, lo cual no dejaba de ser raro. Si repasaba su historial amoroso, no costaba nada ver que Gabby no era su tipo. No se le antojaba ni particularmente delicada ni sensible, ni una florecilla de invernadero —Travis parecía atraer a ese tipo de mujeres en tropel—. Cuando él le había gastado alguna broma, ella había respondido con otra broma; cuando él había rozado los límites, ella no había mostrado ningún reparo en volver a ponerlo en su sitio. Le gustaba su naturaleza vivaz, su autocontrol y confianza, y especialmente le gustaba el hecho de que no parecía ser consciente de poseer tales virtudes. Interpretaba aquel día Que habían pasado juntos como una danza seductora, en la que ambos se habían turnado para dirigirla, uno empujando y el otro estirando y viceversa. Se preguntó si una danza de ese tipo podría durar para siempre.
Eso había sido precisamente uno de los fiascos en sus antiguas relaciones. Incluso en las primeras etapas, ellas siempre se habían mostrado sumisas. Normalmente él acababa por asumir la mayor parte de las decisiones sobre lo que iban a hacer, lo que iban a comer, a qué casa iban a ir o qué película iban a ver. Esa parte no le importaba; lo que le molestaba era que, a medida que pasaba el tiempo, el hecho de que ellas siempre le dieran la razón acababa por definir todos los aspectos de la relación, lo cual conducía inevitablemente a que él se sintiera como si estuviera saliendo con una empleada en vez de con una pareja. Con toda la franqueza del mundo, eso lo aburría soberanamente.
Era extraño, porque nunca antes se había puesto a pensar sobre sus anteriores relaciones en esos términos. En general no solía evocarlas. Sin embargo, el hecho de haber pasado el día con Gabby le hacía pensar en todo lo que se estaba perdiendo. Rememoró las conversaciones que habían mantenido, y se dio cuenta de que ansiaba pasar más rato con ella charlando, que deseaba más de ella. Con un repentino ataque de ansiedad —nada propio en él— pensó que no debería haberla besado; se había pasado de la raya. Pero ahora lo único que podía hacer era esperar y ver, y rezar por que ella no cambiara de parecer sobre lo de salir con él a la mañana siguiente. ¿Qué podía hacer? Nada. Absolutamente nada.
—¿Qué tal con Gabby? —preguntó Stephanie.
Con una sensación de pesadez en los párpados a la mañana siguiente, Travis apenas logró entreabrir los ojos.
—¿Qué hora es?
—No lo sé. Pero es pronto, creo.
NICHOLAS SPARKS En Nombre del Amor
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