Page 176 - En nombre del amor
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NICHOLAS SPARKS En Nombre del Amor
hubiera sucedido, y entonces Travis contenía la respiración, viviendo y experimentando aquel sentimiento desbordante.
Sin embargo, ahora dudaba de que aquello llegara a suceder y, desde la otra punta de la habitación, la miró fijamente. ¿Quiénes eran, Gabby y él? ¿Por qué su historia había tenido que acabar de aquel modo? Hubo una época en la que él habría podido dar unas respuestas razonables a aquellas preguntas, pero de eso hacía ya mucho tiempo. Sin embargo, últimamente ya no acertaba a comprender nada. Por encima de ella, la luz del fluorescente zumbaba ruidosamente y Travis se preguntó qué era lo que iba a hacer. Todavía no lo sabía. Lo único que sabía era que ella aún estaba viva, y donde había vida, había esperanza. La escrutó sin parpadear, preguntándose cómo era posible que alguien tan cercano y tan presente pudiera estar tan lejos.
Aquél era el día en que debía tomar una decisión. Decir la verdad significaba que Gabby moriría; mentir significaba que la voluntad de Gabby no se cumpliría. Travis quería que ella le dijera qué tenía que hacer y, desde algún lugar lejano, podía imaginar su respuesta.
«Ya te lo he expresado claramente, amor mío. Sabes lo que tienes que hacer.»
No obstante, él quería alegar que la decisión había estado basada en unas falsas premisas. Si Travis pudiera retroceder en el tiempo, nunca habría hecho esa promesa y se preguntó si, dadas las circunstancias, ella habría llegado incluso a pedírselo. ¿Habría tomado la misma decisión si hubiera sabido que él sería el causante de su coma? ¿O si hubiera sabido la tortura insoportable que supondría para él ver cómo le retiraban el tubo de alimentación artificial y verla morir lentamente de hambre? ¿O si él le decía que creía que podría ser mejor padre si ella continuaba viva, aunque nunca se recuperara?
Era más de lo que podía soportar y Travis notaba que su mente empezaba a gritar: «¡Por favor, despiértate!». El eco parecía sacudir cada uno de los átomos de su cuerpo. «Por favor, amor mío. Hazlo por mí. Por nuestras hijas. Te necesitan. Te necesito. Abre los ojos antes de que me marche, mientras todavía hay tiempo...»
Y por un momento, le pareció ver un leve movimiento. Habría jurado que había visto que Gabby se movía. Se quedó demasiado aturdido para hablar, pero, como siempre, la realidad se reafirmó con inclemencia y Travis supo que había sido una ilusión. En la cama, ella no se había movido ni un centímetro, y al observarla a través de las lágrimas, Travis sintió que su alma empezaba a morirse.
Tenía que marcharse, pero antes había una última cosa que debía hacer. Como todo el mundo, conocía el cuento de Blancanieves, del beso del príncipe que conseguía romper el maleficio. Eso era lo que pensaba cada día, cuando se iba a casa y dejaba a Gabby, pero ahora era diferente. Era su última oportunidad. A pesar de su estado de desconsuelo, sintió una levísima esperanza ante el pensamiento de que, de algún modo, esta vez sería diferente. Aunque su amor por ella siempre había estado allí, la finalidad de ese beso no, y quizá la combinación constituía la parte que faltaba en la fórmula mágica. Se puso de pie y avanzó hacia la cama, intentando convencerse de que esta vez sí que funcionaría. Aquel beso, a diferencia de todos los otros, llenaría sus pulmones de vida. Ella suspiraría en una momentánea confusión, pero se daría cuenta de lo que él estaba haciendo. Gabby sentiría que él le estaba insuflando vida. Notaría la inmensidad de su amor por ella y, con una desbordante pasión que lo sorprendería, empezaría a besarlo también.
Travis se inclinó más, su cara se iba acercando lentamente a la de Gabby y podía notar el calor de su aliento mezclándose con el de él. Cerró los ojos frente al recuerdo de mil besos más y rozó los labios de Gabby con los suyos. Notó una especie de chispa y, de repente sintió que ella
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