Page 75 - En nombre del amor
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NICHOLAS SPARKS En Nombre del Amor
Rápidamente le pareció que ellos estaban mucho más altos que los demás que habían subido, y se disponía a hacer un comentario cuando notó que Travis le tocaba el hombro.
—¡Mira allí abajo! —gritó, señalando con el dedo—. ¡Es una raya! ¿La ves?
Gabby la vio, negra y escurridiza, moviéndose por debajo de la superficie como una mariposa a cámara lenta.
—¡Y un grupo de delfines! ¡Allí! ¡Cerca de la orilla!
Mientras ella se quedaba fascinada ante el espectáculo, su nerviosismo empezó a disminuir y poco a poco quedó atrapada por la maravillosa vista de todo lo que tenía a sus pies —la ciudad, las familias que invadían las playas, las barcas, el agua—. Mientras se relajaba, tuvo la agradable sensación de que probablemente podría pasarse una hora allí arriba sin aburrirse ni un minuto. Era extraordinario, estar a esa altura, dejándose arrastrar por la corriente del aire, como si fuera un pájaro. A pesar del calor, la brisa le confería una sensación de frescor, y mientras balanceaba los pies hacia delante y hacia atrás, notó una sacudida suave en el arnés.
—¿Tienes ganas de zambullirte? —le preguntó Travis—. Te aseguro que será divertido.
—¡Vale! —exclamó ella, pensando que, de una forma inusual, su propia voz sonaba absolutamente confiada.
Travis le dedicó a Joe una rápida serie de señales con las manos, y debajo de ella, el ruido del motor de la barca disminuyó súbitamente. El paracaídas empezó a descender. Con la vista fija en el agua que cada vez veía más cerca, Gabby examinó la superficie para cerciorarse de que no había ninguna bestia acechándola.
El paracaídas bajó más y más, y a pesar de que ella alzó las piernas, notó cómo el agua fría le salpicaba toda la parte inferior del cuerpo. Justo cuando temía que iba a empezar a tragar agua, la barca aceleró y ellos salieron disparados nuevamente hacia el cielo. Gabby notó el subidón de adrenalina en todo el cuerpo y no intentó ocultar su cara emocionada.
Travis le propinó un codazo amistoso.
—¿Lo ves? No ha sido tan terrible. —¿Podemos volver a hacerlo? —le pidió ella.
Travis y Gabby continuaron montados en el paracaídas durante otro cuarto de hora y se sumergieron dos o tres veces más. Cuando regresaron a la barca, cada pareja se montó una vez más. Por entonces, el sol estaba ya muy alto en el cielo y los niños empezaban a mostrarse inquietos. Travis dirigió la barca hacia la cala de Cape Lookout. El agua allí era poco profunda, y Travis paró el motor; Joe lanzó el ancla, se quitó la camiseta, y se lanzó al agua para confirmar que el ancla había quedado bien sujeta. El agua sólo cubría hasta la cintura, y con una desenvoltura que demostraba que ya lo habían hecho antes, Matt le pasó una de las neveras. El chico se quitó la camiseta y saltó al agua. Joe le pasó otra nevera y a continuación también se metió en el agua, mientras que Travis ocupó su lugar. Cuando Travis saltó al agua, llevaba una pequeña barbacoa portátil y una bolsa de carbón. Simultáneamente, las madres saltaron al agua y cogieron a los niños en brazos. En cuestión de minutos, sólo Stephanie y Gabby permanecían en la barca. Gabby estaba de pie en la parte trasera, pensando que debería haberles echado una mano, mientras que Stephanie, que parecía no darse cuenta de todo el ajetreo, continuaba tumbada en una de las banquetas de la parte delantera de la barca, tomando el sol.
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