Page 77 - En nombre del amor
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NICHOLAS SPARKS En Nombre del Amor
Montar el campo base —al igual que lo que había sucedido a la hora de descargar la barca— consistió en un ritual informal, donde aparentemente cada uno sabía exactamente lo que tenía que hacer. Colocaron una tienda de campaña que se desplegaba casi sola y se montaba al instante, después cubrieron la arena con unas finas mantas, y encendieron el carbón. Continuando con la misma línea de inactividad que había mantenido en la barca, Stephanie simplemente agarró una cerveza y una toalla, eligió un lugar tranquilo, extendió la toalla y se tumbó encima para continuar con los baños de sol. Gabby, sin estar muy segura de qué más podía hacer, colocó la toalla al lado de Stephanie con la intención de imitarla. Notó los efectos del sol casi al instante, y permaneció tumbada procurando no pensar en el hecho de que el resto de los congregados —excepto Stephanie— parecían estar haciendo algo.
—Aplícate loción solar —le aconsejó Stephanie. Sin alzar la cabeza, señaló hacia la bolsa que había traído—. Coge el tubo con factor solar cincuenta. Con la piel tan pálida, si no te proteges, en media hora parecerás una gamba. Contiene zinc.
Gabby cogió la bolsa de Stephanie. Se dedicó unos instantes a ponerse la crema; el sol sería implacable con ella si se olvidaba de embadurnar el más leve trocito de piel. A diferencia de sus hermanas y de su madre, ella había heredado la piel blanca de su padre, que era irlandés. Era una de las pequeñas lacras en su vida.
Cuando estuvo lista, se tumbó nuevamente en la toalla, todavía sintiéndose culpable por el hecho de no estar colaborando en montar las tiendas ni en preparar la comida.
—¿Qué tal con Travis?
—Bien —contestó Gabby.
—Sólo para que lo recuerdes, es mi hermano, ya sabes.
Gabby giró la cabeza para mirar a Stephanie con expresión de desconcierto.
—Oye, lo único que pretendo es recordártelo para que sepas que lo conozco muy bien. —¿Y eso qué significa?
—Me parece que le gustas.
—Y a mí me parece que crees que todavía estamos en el instituto.
—¿Cómo? ¿No te importa?
—No.
—¿Porque tienes novio?
—Entre otras razones.
Stephanie se echó a reír.
—Ah, eso está bien. Si no te conociera, quizás incluso te habría creído.
—¡Pero si no me conoces!
—Claro que sí. Lo creas o no, sé exactamente cómo eres.
—¿Ah, sí? ¿De dónde soy?
—No lo sé.
—Háblame de mi familia.
—No puedo.
—Entonces, admite que no me conoces.
Escaneado por PRETENDER – Corregido por Isabel Luna
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