Page 339 - Historia antigua de Megico: : sacada de los mejores historiadores espnoles, y de los manuscritos, y de las pinturas antiguas de los indios; : dividida en diez libros: : adornada con mapas y estampas, e ilustrada con disertaciones sobre la tierra, los animales, y los habitantes de Megico.
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FIESTAS. 281
bosque los sacerdotes un gran árbol, y lo fijaban de pie en el atrio
inferior del templo.
El dia antes de la fiesta le quitaban las ramas,
y
la corteza,
y lo adornaban con papel de varios colores, y desde entonces
era reverenciado como la imagen del dios.
Los dueños de las victi-
mas, se teñian el cuerpo de ocre, para imitar de algún modo el color
del fuego,
y se ponían sus mejores vestidos. Iban de este modo al
templo con sus prisioneros, y alli pasaban bailando, y cantando toda
la noche. Llegado el dia de la fiesta, y la hora del sacrificio, ataban
a las victimas de pies, y manos, y les cubrían
el rostro con polvo del
jauhtli* a fin de que aturdidos con sus emanaciones, les fuese menos
sensible la muerte. Después volvían a bailar, cada uno con su
prisionero a cuestas, y los iban echando uno a uno en un gran fuego
encendido en el atrio, de donde los sacaban inmediatamente con ins-
trumentos de madera, para consumar el sacrificio sobre el altar, y en
el modo acostumbrado. Los Megicanos daban
al mes el nombre de
Jocohuetzi, que viene a ser madurez de
frutos. Los Tlascaleses
llamaban ai mes nono, Miccailhuitl, o
fiesta de muertos, por que en
él hacían oblaciones por las almas de sus difuntos, y al décimo,
Hueimiccailhuitl, es decir, fiesta grande de los muertos, por que en
él se vestían de luto, y lloraban la muerte de sus antepasados.
Cinco días antes de empezar el mes undécimo, que principiaba en
14 de Setiembre, cesaban todas las fiestas.
Los ocho primeros dias
del mes habia baile, pero sin música, ni canto, haciendo cada cual los
movimientos, y contorsiones que le sugería su capricho. Pasado
aquel tiempo, vestían a una prisionera con el mismo trage de Teteoi-
nan, o madre de los dioses, cuya fiesta celebraban, y la acompañaban
muchas mugeres, especialmente
las parteras, que durante cuatro dias
continuos procuraban divertirla, y distraerla.
El dia principal de la
fiesta, conducían aquella infeliz al atrio superior del templo de la
diosa, y alli la sacrificaban, no sobre el altar común de las otras victimas,
si no decapitándola en brazos de otra muger.
Un joven, seguido de
gran acompañamiento, llevaba el pellejo de la victima a presentarlo al
idolo de Huitzilopochtli, en memoria del inhumano sacrificio - que
hicieron sus antepasados con
la princesa de Colhuacan: pero antes
inmolaban, de la manera acostumbrada, cuatro prisioneros, para signi-
* El jauhtli es una planta cuya tallo tiene un codo de largo, las hojas seme-
jantes a las del sauce, pero dentadas, las flores amarillas, y las raices sutiles.
Las flores,
y las hojas tienen el mismo olor, y sabor que el aniz. Es útil en la
medicina,
y los médicos Megicanos las aplicaban a muchas dolencias : pero tam-
bién la empleaban en usos supersticiosos.