Page 41 - SOFY_ La Guardiana de los Sombreros Libro intec (Julia Perellon Mancebo)
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Luego de una jornada llena de emociones y aventuras en la era
victoriana, Julia y yo volvimos a nuestro hogar presente. La ví
acomodarse en su cama, sus ojos reflejando el cansancio pero
también una chispa de emoción aún latente por lo que vendría. Antes
de dejarla reposar, le susurré, "Descansa, Julia. Mañana viajaremos a
los locos años 20, mi época favorita. Te aseguro que será una
experiencia que recordarás por siempre."
Retirándome a mi propio espacio, me envolví en un rincón
atemporal, donde guardo una colección de todos los sombreros que
he cuidado y conocido a través de las eras. Al estar allí, los recuerdos
de los años 20 comenzaron a fluir en mí.
Era una época de revolución y cambios, de liberación y rebelión.
El jazz era el telón de fondo de cada esquina, y las mujeres, luciendo
sombreros cloche y vestidos cortos, bailaban al ritmo de la música,
desafiando las normas y convenciones de la sociedad. Yo también
formaba parte de este movimiento, siendo una joven audaz y
apasionada, inmersa en el torbellino de la vida y el amor.
Me deleité en esos recuerdos, reviviendo los viejos tiempos y
anticipando la emoción de compartirlos con Julia. Sabía que a ella le
encantaría esta época vibrante y llena de vida, de risas y de bailes.
Los sombreros de los años 20, con su sencillez y elegancia, eran un
reflejo de la audacia y determinación de las mujeres de la época.
Finalmente, con la promesa de una nueva aventura al amanecer,
me acomodé en mi silla y me sumí en los sueños, murmurando en el
silencio de la noche: "Nos vemos en los años 20, Julia". Y así, entre
recuerdos y anticipación, me desvanecí en el sueño, esperando con
ansias despertar y embarcarnos en una nueva jornada de nuestro
mágico viaje a través del tiempo y los sombreros.
Julia y yo nos despertamos al amanecer, preparándonos para
nuestra siguiente travesía: la inmersión en los trepidantes años 20.
Con un destello familiar, nos trasladamos al vibrante corazón de
Nueva York, en medio de la bulliciosa era del jazz. Los edificios altos
reflejaban el brillante sol, los carruajes se apresuraban por las calles
adoquinadas, y la embriagadora música del jazz llenaba el aire.
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