Page 110 - LIBRO LA NCHE TRAGICA SANTACRUZ
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100 La trágica noche de Santacruz
En una concentración en la Villa Primero de Mayo, Euclides sor-
prendió a todos cuando tomó una guitarra y cantó un enganchado
de taquiraris y carnavalitos, en coro con Alejandra: “mi rinconcito
de amor sueño de mi juventud”, “por un querer, por un amor yo
me hice trovador”, “yo quisiera tenerte conmigo pa´ siempre ado-
rarte y tener tu querer”, “en la fiesta de Porongo las costumbres
no han sufrido cambio”, “Santa Cruz de ayer cómo te han cam-
biau” y finalizaba cantando una chobena de sus lares: “soy chiqui-
tano pueblo muy lindo/donde bailamos todos los domingos/ en la
tutuma tomamos chicha…”, etc.
Euclides asistía a las concentraciones vestido de camba, sombrero
de paja, camisa blanca, pantalón blanco, en el cinto el tari y la flauta.
La experiencia en las campañas tuvo un resultado, los barrios estaban
desamparados, se cometía un robo o una violación y la Policía bri-
llaba por su ausencia, los vecinos se quejaban de la falta de seguridad,
falta de alumbrado público, falta de transporte, servicios básicos.
Hasta esa fecha todo había quedado en promesas.
Alejandra estaba enamorada de Euclides, por eso no puso reparos a
que el amor de su vida dedique parte de sus actividades a la política,
ella sabía que a su padre no veía con buenos ojos la incursión de Eu-
clides en la política. Ella corrió el riesgo por amor.
Ella percibió el peligro, pero luego hizo un mal cálculo, estaba claro,
amaba a Euclides y no quería perderlo por eso decidió hacer campaña
junto a él en los barrios del este de la capital oriental.
Ella sabía que su padre tomaría una drástica decisión y lo arriesgó
todo como dijimos, por amor, por un amor puro, platónico, por amor
a “Eu”. Mientras Alejandra sentía felicidad por acompañar a Eucli-
des, en el otro bando su padre ardía de rabia. Día a día la pareja ca-
minaba por las calles felices, en las concentraciones de Arenal