Page 158 - SANTACRUZ LIBRO
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          Gómez, el hombre más temido por la izquierda. Mientras tanto, la na-
          ción sin rumbo naufragaba en un concierto de malos manejos del go-
          bierno y los escándalos sobre la protección al narcotráfico. Asimismo,
          se advertía que varios militares mostraron su desacuerdo con la forma
          que se gobernaba el país, el descontento aumentaba cada día, Bolivia
          se debatía en una grave crisis moral y económica de imprevisibles con-
          secuencia. Esta crisis se hizo más patente años después, cuando la eco-
          nomía nacional se desmoronó en una grave debacle que desembocó en
          una demencial hiperinflación. Finalmente, el 3 de agosto de 1981 se le-
          vantaron en Santa Cruz los militares Alberto Natusch Busch y Lucio
          Añez Rivera, con el apoyo de un sector de la FF.AA., el país estuvo al
          borde de una guerra civil, pero la mediación de la Iglesia Católica fue
          clave, el general Luis García Meza se vio obligado a dimitir el 4 de
          agosto, quedando en el poder una Junta de Comandantes, quienes luego
          nombraron al general Celso Torrelio Villa como presidente del país.
          Este militar también naufragó en un mar de contradicciones, agobiado
          por la crisis moral del pueblo y la crisis económica, el sector civil cla-
          maba por un gobierno constitucional, por el regreso de los civiles al
          poder y el alejamiento de los militares.

          La cúpula militar dio pie atrás y Guido Vildoso Calderón fue designado
          por sus propios camaradas para hacerse cargo de la Presidencia de la
          República, que asumió el 22 de julio de 1982. Ya en la presidencia, Vil-
          doso comprobó que los problemas económicos que sacudían al país no
          tenían solución fácil para un gobierno provisional, por lo que decidió
          convocar a elecciones para abril del año próximo -1983- pero, los acon-
          tecimientos se precipitaron y la desesperante situación económica le
          obligó a atender el pedido de la población para convocar al Congreso
          Nacional de 1980, que debía elegir entre los tres candidatos más votados
          en ese año. Fue una decisión que salvó a las Fuerzas Armadas y a él
          mismo, de graves responsabilidades. Reunido el Congreso eligió a Her-
          nán Siles Zuazo presidente y a Jaime Paz Zamora vicepresidente, que
          se posesionaron el 10 de octubre de 1982.
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