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La trágica noche de Santacruz                           149



            Afectado por el neuroticismo, Euclides Santacruz Piérola, continúa sen-
            tado en la plaza de El Estudiante, está deprimido, hace memoria de los
            crímenes políticos en Bolivia.

            Euclides recuerda la escabrosa, violenta y dramática historia de Bolivia.
            Una historia oscura y triste, recordó lo que ocurrió el 27 de febrero de
            1894 cuando dos guardaespaldas asesinaron al presidente Hilarión Daza
            en Uyuni y nunca se esclareció el crimen, se dice que llevaba documentos
            para presentar los descargos por los delitos de los que se lo acusaba por
            la guerra del Pacífico, se dice que dichos papeles fueron a parar a manos
            del servicio secreto chileno. Recordó la fecha que asesinaron a Zárate
            Willca en La Paz; asimismo se le vino a la memoria lo que ocurrió el 17
            de junio de 1917, en El Kenko (hoy El Alto), cuando asesinaron al presi-
            dente José Manuel Pando y luego se tejieron muchas historias sobre este
            hecho, que murió de una embolia, que fue asesinado por los liberales,
            culparon y juzgaron a Alfredo Jáuregui, Néstor Villegas y Simón Choque.

            Cuando los bolivianos creíamos que viviríamos en paz nos equivoca-
            mos, la noche del 23 de agosto de 1939 murió trágicamente el presi-
            dente Germán Busch Becerra, unos dicen que se suicidó, otros que un
            familiar le disparó un tiro. Se dijo de todo, que hubo una confabula-
            ción, etc. Luego… Luego vino lo peor, lo más trágico e inhumano, la
            barbarie, la muerte del presidente Gualberto Villarroel aquel fatídico
            21 de julio de 1946. Tal vez, es ese el capítulo más oscuro y triste de
            nuestra historia, matar al presidente, arrojarlo por un balcón, arrastrarlo
            y colgarlo en un farol, fue tanta la demencia, tanto el sadismo, tanta la
            barbarie. Y antes de ese triste suceso, el asesinato de tres ciudadanos
            bolivianos en Chuspipata, ejecutados de la forma más macabra.

            Y la cuenta continúa…

            El asesinato aún no esclarecido de Óscar Únzaga de la Vega, político
            falangista muerto en el cuartel Sucre en La Paz el 19 de abril de 1959.
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