Page 16 - LIBRO SANTACRUZ
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4 La trágica noche de Santacruz
sas, se abrieron las puertas para la brillante estudiante, Alejandra Cen-
turión, pero su corazón estaba en la capital cruceña, su mente estaba
en Euclides Santacruz Piérola, tuvo muchos pretendientes, pero su
corazón ya tenía dueño.
Su madre, Adelaida, era quien la ponía al tanto de todo lo que ocurría
en su hogar. Ella lo sabía todo, la conspiración estaba en marcha, lo
que nadie se explica es porqué no le conseguían el número telefónico
del diputado Santacruz o de la sede de Arenal para advertirle a Eu-
clides del peligro que lo acechaba. Por ese motivo Alejandra lo
arriesgó todo.
Luego de su arribo al aeropuerto Viru Viru, Alejandra abordó un taxi
y pidió ser trasladada al hotel Cortez, llegaba en el momento opor-
tuno para impedir una tragedia. Durante el vuelo pensó mucho y se
dijo: “No voy a estropearlo todo, no llegaré a mi casa de la calle René
Moreno, me alojaré en un hotel y punto”.
En el trayecto desde el aeropuerto Viru Viru, ella se admiró pues la
capital oriental había cambiado mucho, lucía más atractiva, admiró
los bellos jardines en las calles, parques, plazuelas y avenidas, varios
viaductos recientemente construidos, era otra ciudad. Luego de un
reparador descanso salió del hotel, se trasladó a la la sede de Arenal,
enfiló por la avenida Cristóbal de Mendoza, cruzó por la iglesia La
Santa Cruz y la vio con desgano y tristeza, luego continuó su marcha
por la avenida Santa Cruz y viró a la derecha por la avenida Charcas
hasta el edificio de la sede de Arenal.
Admiró otra vez que la capital oriental, era más atractiva, una urbe
acogedora, jardines adornados con flores bellas, pasos peatonales,
señalización perfecta, una ciudad radiante, limpia, ordenada, orgullo
de Bolivia, donde daban ganas de vivir. La alcaldesa, Fátima Campos
Melgar, había hecho un buen trabajo, había cumplido sus promesas