Page 18 - LIBRO SANTACRUZ
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          de tus familiares incursione en esta actividad”, le había advertido.
          Eso se quedó grabado para siempre en la memoria de Alain Centu-
          rión. Asimismo el padre de Alejandra escuchaba relatos de varios
          amigos, quienes le contaban las penurias que les tocó vivir durante
          las luchas cívicas, cuando sus familiares fueron perseguidos por los
          esbirros del gobierno de turmo durante el conflicto por las regalías
          del 11 por ciento entre 1956 y 1960. Muchos sufrieron el suplicio en
          un centro de tortura y vejámenes bautizado como Ñanderoga.

          Pero existen en la vida cosas que el corazón no comprende, porque
          una cosa es el verdadero amor y otras son las razones que los padres
          tratan de explicar a sus hijos, los motivos para oponerse a un noviazgo.
          Nunca hubo un diálogo entre padre e hija durante la estadía de Ale-
          jandra en Nueva York. Un profundo abismo de rencor surgió en la
          mujer que aspiraba convertirse la primera dama de Bolivia. Ella sim-
          plemente creía que los asuntos de dolor por guerras y otros conflictos
          no eran motivo para separar a dos personas que se amaban.
          Cuando regresó a la capital oriental y luego se trasladó a la sede de
          Arenal, Alejandra Centurión ya conocía a Segundo Chaparro, quien
          lo saludó fríamente. Ella dijo: “Quiero encontrarme con Euclides”. en-
          tonces Chaparro le respondió con tono despectivo: “él está en una reu-
          nión urgente”. “Es más urgente lo que yo quiero decirle”, replicó ella.

          Luego en la puerta apareció el candidato de Arenal, quien se
          quedó mudo contemplando a Alejandra, estupefacto, pero luego
          estalló de alegría.

          Ella corrió, lo abrazó y se besaron apasionadamente. Se miraron y
          comprendieron que se amaban, eran aproximadamente las nueve de
          la mañana y desde ese momento los acontecimientos sucedieron rá-
          pidamente con un fatal desenlace.

          Era increíble la cantidad de personas que a esa hora se encontraban
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