Page 67 - ALEJANDRA
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-  Vaya,  me  asusto  UD  señor.  No  cree  que  este  no  es  un
               buen  lugar  para  invitar  a  una  dama-  exclamo  mientras
               bajaba  las  escaleras-
               -  Lo  siento  Princesa,  pero  la  suite  real  no  estaba
               disponible,  ya  que,  en  estos  instantes,  hay  personas  allá
               afuera  que,  si  nos  vieran  a  juntos  a  ambos,  no  dude  UD
               que  no  duraríamos  mucho  tiempo  con  vida-  dijo  Cancino
               con  algo  de  sarcasmo-
               -Pues  para  la  próxima  le  rogaria  que  me  avisara  con  más
               tiempo,  puesto  que  no  alcance  a  digerir  muy  bien  la
               propuesta  que  digamos,  ya  que  la  invitación  que  alguien
               dejo  en  la  puerta  de  mi  hostal,  no  tenía  un  panorama
               muy  agradable  de  imaginar  si  es  que  Ud.  Entiende,  que
               no  cualquier  persona  se  atrevería  a  venir  aquí,  a  no  ser
               Claro,  que  sea  un  motivo  muy  urgente  o  este  algo
               demente,  que  por  supuesto  no  es  mi  caso-  dijo
               Alejandra  terminando  de  bajar  la  escalera-
               -  Claro  que  lo  entiendo  señorita,  pero  por  lamentable
               que  parezca,  no  había  otra  manera,  la  misma  persona
               que  me  presto  este  refugio  me  recomendó  esconderme.

               -  Si.  Creo  que  lo  sé.  Señor-  dijo  esto  último  ella,  siendo
               irónica-
               -  Entonces,  estando  ya  ambos  aquí,  le  invito  a  pasar  a
               nuestra  mesa-  le  sugirió  Cancino

               Para  entender,  lo  que  había  construido  Esteban,  era  un
               refugio  sencillo,  pero  muy  hábilmente  manufacturado.
               Para  quien  lo  viera  en  ese  instante,  habría  pensado  que
               le  hubiese  tomado  años,  pero  en  realidad  solo  le  tomo
               un  par  de  meses.  En  el  refugio,  había  una  pequeña  cama
               y  una  pequeña  mesa  a  la  que  le  hacía  compañía  una
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