Page 84 - ALEJANDRA
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Se acerco entonces al maestro pintor y le pidió de una
manera muy gentil, si fuera posible que el le consiguiera
un pedazo de tela o papel, con algo para escribir una
especie de manda, para dejarla a su supuesto santo de
devoción.
El hombre no tuvo reparos entregarle con buena
voluntad, lo que ella pedía, así es que Alejandra pudo
entonces lograr su cometido, pues llamo al niño de las
limosnas, no sin antes dejarle algo en la bolsa para su
iglesia, y le encargo la tarea de entregarle el mensaje al
hombre que estaba sentado en una de las bancas de en
medio de la iglesia, mas no sin antes distraerle para que
ella pudiese escapar sin que el hombre se diera cuenta
de ello.
Todo salió a pedir de boca, y más allá de cualquier cosa,
Alejandra pudo entonces de esa manera, burlar
brillantemente a aquella sombra que siempre le estuvo
siguiendo los pasos, saliendo por una de las puertas del
costado de la iglesia, mas una vez afuera, emprendió el
viaje al encuentro con Cancino.
Al llegar al refugio, comento la situación a Cancino y
supo entonces aun con mas fuerzas, que ambos estaban
juntos en este problema y que por el bien de ellos dos,
debían resolverlo de alguna u otra manera, ya que, de
cualquier modo, el partido de su esposo, no los dejaría
de perseguir.
-Bueno, esa es la situación que me ocurrió en la ciudad
en estos días Cancino, así es que, debido a eso, he