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3-4  PALABRA QUE NOS ILUMINA - PROFUNDIZACIÓN

           El texto de Lucas es central: estúdialo antes con detenimiento.
           Asegura un clima de calma y silencio antes de proclamar el texto evangé-
           lico. Enciendes la vela y proclamas: pausado, claro. Si es necesario, lo lees
           otra vez e invitas a responder a las preguntas.
           Notarás que la profundización consiste  en ir  ‘desgranando’  el  texto. El
           referente es siempre la narración del evangelio sobre Jesús y sus padres.

         5-6 PLEGARIA-PROYECCIÓN
           También la Plegaria es a partir del texto de Lucas. En todo este módulo y
           en los otros, la oración está inspirada en la “Lectio Divina”.
           Los elementos clave del texto bíblico vuelven como invitación a una ora-
           ción sencilla, dialogando con el Señor. Invitas a leer y releer con calma el
           diálogo-oración que se propone.
                Asegura un clima de silencio; una música suave puede ayudar.
                Invítalos luego a dialogar este tema con sus padres/familias.

                    Anexo 6

            Juan José Bartolomé. “Dichosa tú que has creído. Las etapas del camino de fe
           de María” CCS. Madrid  2017. Pág. 144-145.
           Una peregrinación al Templo, cuando Jesús estrena mayoría de edad legal, concluye
           en forma lógica el relato de su infancia (Lc 2,21-40). El relator vuelve a presentar a
           los padres de Jesús como una familia piadosa y observante de la ley; pero el episodio
           no se centra ni en el viaje de ida a Jerusalén ni en la celebración de la Pascua, sino en
           cuanto sucede a continuación: la pérdida de Jesús en el Templo.
           Tras la anécdota de su extravío casual se cierne la amenaza de su definitiva pérdida:
           hallarán  al  hijo  buscado entre  los  doctores admirados,  pero  lo  recuperarán  como
           “Hijo de Dios”. A la sorpresa de la madre:  “Hijo, por qué nos has hecho esto? (Lc
           2,48), responde Jesús de manera sorprendente: “¿Y por qué me buscaban? ¿No sa-
           bían que yo debía estar en la casa de mi Padre? (2,49). Si al lector de Lucas le extraña
           el comportamiento de Jesús, más le asombra que su madre ignorara el verdadero
           origen de su hijo (Lc 1,32-35): “Ellos no comprendieron la respuesta que les dio.
           La incomprensión de María es más que comprensible: se le pierde un hijo, que resul-
           ta saber que se debe a otro padre; y una vez declarada su filiación divina y su inde-
           pendencia personal, continúa una vida familiar que ha cuestionado (2,51). El com-
           portamiento de Jesús no es muy lógico. La reacción de María vuelve a ser la única
           posible en una creyente: acompaña el crecimiento de su hijo con el crecimiento de
           su fe.



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