Page 63 - Libro Catecumeno
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pero no se corrió. Asumió valientemente y decidió presentarse en el
                mismo templo de Jerusalén y enseñar ahí.
                   Con la triste ayuda de Judas, lo tomaron preso mientras oraba en
                un huerto. Todos sus discípulos huyeron y lo dejaron solo.
                   Jesús deberá afr ontar dos juicios:
                   Jesús deberá afrontar dos juicios:
                   •  Un juicio religioso en el Consejo Supremo judío (‘Sanedrín’): lo
                      acusaron de “blasfemo”=ofende a Dios, por afirmar que era
                      ´’Hijo de Dios’. Condena: morir apedreado.
                   •  Un juicio político ante los romanos, porque los judíos ya no
                      podían aplicar la pena de muerte. Ante los romanos lo acusan
                      de subversivo. Condena: morir crucificado.


                Marcos 14
                   61 De nuevo le preguntó el sumo sacerdote: ¿Eres tú el Mesías, el Hijo del
                Bendito?
                   62 Jesús respondió: Yo soy. Y verán al Hijo del Hombre sentado a la derecha
                del Todopoderoso y llegando entre las nubes del cielo.
                   63 El sumo sacerdote, rasgándose sus vestiduras, dijo: ¿Qué falta nos hacen
                los testigos?  Ustedes mismos han oído la blasfemia. ¿Qué les parece? Todos
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                sentenciaron que era reo de muerte.

                    Notar el contexto: en qué lugar están, quiénes participan y con qué actitud.
                    Hubiera podido callarse. Pero, asumiendo el riesgo, Jesús declara que es el
                    Hijo de Dios. ¿Cuál es la consecuencia?


                Lucas 23
                   13 Pilato convocó a los sumos sacerdotes, a los jefes y al pueblo, y  les
                                                                                14
                dijo: Me han traído a éste acusándolo de agitar al pueblo. Miren, lo interrogué
                personalmente delante de ustedes y no encuentro en este hombre ninguna
                culpa de las que lo acusan.  Le daré un castigo y lo dejaré libre.
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                                                                              21
                   20 Pilato, que quería dejar libre a Jesús, les dirigió de nuevo la palabra;  pero
                ellos seguían gritando: ¡Crucifícalo, crucifícalo!
                   22 Por tercera vez les habló: Pero, ¿qué delito ha cometido este hombre?
                No encuentro en él nada que merezca la muerte. Le impondré un castigo y lo
                dejaré libre.
                   23 Pero ellos insistían a gritos pidiendo que lo crucificara; y el griterío se hacía
                cada vez más violento.  Entonces Pilato decretó que se hiciera lo que el pueblo
                                    24
                pedía.  Dejó libre al que pedían, que estaba preso por motín y homicidio, y
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                entregó a Jesús al capricho de ellos.


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