Page 71 - Libro Catecumeno
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17 Le dice Jesús: Suéltame, que todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis
                hermanos: Subo a mi Padre, el Padre de ustedes, a mi Dios, el Dios de ustedes.
                   18 María Magdalena fue a anunciar a los discípulos: He visto al Señor y me
                ha dicho esto.


                    • María conocía perfectamente a Jesús; ¿Por qué no lo reconoce?
                    • ¿Qué es lo que le abre los ojos a María Magdalena?

                   Tampoco los discípulos que iban a Emaús lo reconocieron de
                inmediato: hasta que él quiso darse a conocer, al partir el pan. María
                Magdalena lo reconoce cuando él pronuncia su nombre.

                   La  resurrección  de Jesús  no  es  lo mismo  que  la resurrección
                de Lázaro o de otros resucitados, que algún día volvieron a morir.
                Resurrección es como que el mundo de Dios entra y toma posesión
                de Jesús, en todo su ser: cuerpo y alma. Jesús está de pie, pleno,
                glorioso y feliz. Pero ha querido mantener las llagas de los clavos y
                de la lanzada, una especie de trofeo de cuánto nos ha amado.



                Juan 20
                   26 A los ocho días estaban de nuevo los discípulos reunidos en la casa y
                Tomás con ellos. Se presentó Jesús a pesar de estar las puertas cerradas, se
                colocó en medio y les dijo:
                   - La paz esté con ustedes.
                   27 Después dice a Tomás: Mira mis manos y toca mis heridas; extiende tu
                mano y palpa mi costado, en adelante no seas incrédulo, sino hombre de fe.
                   28 Le contestó Tomás: Señor mío y Dios mío.
                   29 Le dice Jesús: Porque me has visto, has creído, Tomás; felices los que
                crean sin haber visto.


                   A Jesús, el Hijo fiel que cumplió plenamente la voluntad del Padre
                y entregó su vida por salvarnos, el Padre responde resucitándolo,
                comunicándole la plenitud de la vida: Jesús es “EL VIVIENTE”.
                   Porque es “el Viviente”, va más allá del
                espacio  y  del  tiempo:  desde  entonces  hasta
                ahora puede estar en todos los lugares y cerca
                de cada persona. Está cerca de cada creyente.
                   Pero ya no se le puede ver son estos ojos: se
                necesitan los ojos de la fe.



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