Page 72 - Libro Catecumeno
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4. PROFUNDIZACIÓN  Cómo nos llega la Resurrección de Jesús?

                    La resurrección de Jesús es el máximo “misterio” de nuestra fe: la
                  más grande manifestación del poder de Dios.

                    Lo mejor de todo es que la resurrección no es sólo para él:
                  comparte esa vida nueva a todo el que lo reciba con fe y amor.

                    Jesús resucitado es el centro de la historia de la humanidad; el
                  único que puede dar sentido pleno a cada ser humano. Y esto no
                  sólo para ‘la otra vida’, sino que ya desde ahora, por el Bautismo
                  nos la comunica.
                    Este tiempo de catequesis es ocasión para acercarse a Jesús
                  Resucitado: lo mejor que podemos hacer es acogerlo concientemente,
                  recibir su potencia de luz y de amor desde la juventud.
                    Si vivimos con él, al final de esta vida, Jesús resucitará también
                  nuestro cuerpo. Los cristianos creemos en la resurrección, no en la
                  reencarnación o en otras teorías.

                  5. PLEGARIA

                    Intercalar con las estrofas de un canto pascual: “Mi Dios está vivo” u otro.
                    Oramos a partir del diálogo de Jesús resucitado con Tomás:
                  •  “Si no veo las señales de los clavos en sus manos, y no meto mi
                     mano en la herida de su costado, no creeré”. Señor, tú sabes que
                     también a mí me cuesta creer: quisiera tocar y palpar todo. Y sin
                     embargo tú me invitas a confiar en ti, más allá de lo que veo.
                     •  Jesús, ¡Ayúdame a creer! ¡Aumenta mi fe! (Repítelo varias ve-
                        ces, intensamente).
                  •  “Acerca tu dedo y toca mis heridas; trae tu mano y métela en mi
                     costado”. Tú, Jesús, te estás acercando a mí en este tiempo de
                     catecumenado, de maduración de la fe.
                     •  Jesús, ¡Ayúdame a creer! ¡Aumenta mi fe!  (Repítelo varias ve-
                        ces, intensamente).
                  •  “¡Señor mío y Dios mío!”. Señor, que tu Espíritu aliente en mí,
                     para que pueda reconocerte como mi Señor, mi amigo, mi Dios.
                     •  Jesús, ¡Ayúdame a creer! ¡Aumenta mi fe! (Repítelo varias ve-
                        ces, intensamente).






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