Page 52 - Revista 4 completa_compressed_Neat
P. 52

Especial: Marco Martos Carrera


                                                                 Biblioteca




                                              No necesito leer todos los libros
                                              que he ido acumulando por años.
                                              Me basta mirarlos con afecto
                                              y escoger uno por azar venturoso.
                                              Los otros parece que sonríen
                                              y una conversación silenciosa
                                              se inicia.
                                              Quevedo está al lado de Góngora.
                                              Les ha tocado compartir mis afectos.
                                              Una carátula de cartón los separa.
                                              Antes vivieron en la misma casa,
                                              verdad que en años diferentes.
                                              La sotana de Góngora tenía manchas
                                              de grasa y la pelliza de Quevedo
                                              un rojo concho de vino como un mapa.
                                              En un duelo de insultos Quevedo llevó la palma.
                                              En otro de cartas, Góngora era el rey,
                                              el dueño del garito. Ambos eran melifluos
                                              con la gente de la corte que les devolvía,
                                              ya se sabe, carantoñas a veces
                                              y en otras aire gélido.
                                              Pero el tiempo que estuvieron solos,
                                              renegando contra el mundo,
                                              o uno del otro, se dieron maña
                                              para escoger las mejores palabras
                                              castellanas, las más precisas
                                              en el momento justo.
                                              Ahora están cerca, se dan tapa con tapa,                            51
                                              nudo con nudo y hasta parecen amigos,
                                              dos floretistas sin careta, sonriendo
                                              en un momento de descanso.
                                              Uno sueña con Galatea,
                                              el otro con Maritornes.
                                              Beben su copa de vino
                                              lenta, lentísimamente.
                                              Apago las luces y ellos siguen
                                              hablando en el fondo de la biblioteca.





                                                                        Del libro El mar de las tinieblas (1999)
   47   48   49   50   51   52   53   54   55   56   57