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Especial: Marco Martos Carrera
                  E         scoger la literatura es algo que sue-  propia experiencia del escritor, expresaba algo


                                                               que podía ser compartido por todos los seres hu-
                            le ocurrir en la infancia, escuchando
                                                               manos. Ni siquiera Pablo Neruda con sus Veinte
                            cuentos  o poemas  o viendo  repre-
                            sentaciones teatrales. Y eso ocurre
                  en cualquier ciudad del mundo, o en una aldea,   poemas de amor y una canción desesperada lograba
                                                               a mi juicio ser tan intenso.
                  o en el páramo. Piura tenía cincuenta mil habi-  Convertido en escritor, con algunos poemas
                  tantes, buenos colegios,  intelectuales destaca-  publicados en revistas, lo más  importante que
                  dos, en la época de mi niñez. Tuve la fortuna de   me ocurrió a los veinte años fue visitar Santia-
                  que uno de ellos fuera mi propio padre, y otra,   go de Chile en una delegación de ajedrecistas,
                  mi madre. Nací, pues, en un hogar de personas   disciplina  a  la  que  me  dediqué  con  tesón,  y
                  cultivadas.
                                                               recorrer las librerías de esa ciudad, hasta encon-
                     Siempre me preguntan si el poeta nace o se   trarme con los últimos poemas de Vicente Hui-
                  hace.  Creo  que  potencialmente  todos  los  seres   dobro, publicados en 1948, año de su muerte, y
                  humanos  pueden escribir poesía;  sus  genes le   los poemas de Versos de salón, de Nicanor Parra,
                  son  propicios,  como  es  propio de  cada  indivi-  de 1962, que me llevaron a leer toda su obra. Pa-
                  duo conocer el ritmo, la alternancia de los días,   rra conocía bien la tradición, pero era un poeta
                  de todas las actividades,  de los sentimientos,   atrevido, que fue lo que decidí ser. Mi primer li-
                  de los días de trabajo y de descanso. Pero creo   bro de 1965, Casa nuestra, fue eso, un libro osado,
                  también que la poesía, si se cultiva desde joven,   seguramente imperfecto; pero, si por algo se lo
                  puede dar frutos maravillosos. En mi caso, sin   recuerda, es porque es transgresor y diferente de
                  Néstor Martos y Rosa Carrera, que me dieron   lo que hacían mis colegas.
                  un profundo  afecto  cada  día  de  sus  vidas,  no   Mi vida cambió mucho en los años siguien-
                  hubiera sentido el llamado de la poesía. En mi   tes; dejé de ser estudiante y me convertí en
                  casa  había muchos  libros  regados  aquí y allá;   profesor, viajé a Huamanga y profesé en esa uni-
                  había música cada día y muchas personas cer-  versidad. Mi segundo libro, de 1968, Cuaderno de
                  ca que me arropaban con su cariño. Ese fue el   quejas y contentamientos, ganó el Premio Nacional
                  comienzo. De niño escuché, de boca de mis pa-  de Poesía y me puso de pronto entre los poetas
                  dres, muchos de los cuentos de Las mil y una no-  leídos del país. Es un libro áspero, celebratorio
                  ches, y tiempo más tarde devoré esos volúmenes   de la madurez afectiva, y que en el plano colecti-
                  en la versión de Blasco Ibáñez, y leí los cuentos   vo discute las posiciones políticas de esa época.
                  completos de Monteiro Lobato. Recuerdo que en   Había muerto asesinado Javier Heraud, habían
                  la primaria y en la secundaria me encantaba ya   fracasado las guerrillas, y en un poema que em-
                  la poesía y repetía de memoria poemas enteros   pieza con «No es la hora de Rimbaud», expreso
                  de Vallejo, Valdelomar, Chocano, González    de manera simbólica esa situación, distinguien-
                  Prada, Rafael Pombo, uno de mis favoritos. Pero   do de modo claro las labores de los poetas de las
                  ni remotamente pensaba ser escritor. La primera   obligaciones de los combatientes. Es un poema
                  vez que esa idea me correteó por la cabeza fue   reflexivo,  pero  también  espontáneo  que  ahora
                  en quinto año de secundaria, cuando pude leer   mismo valoro mucho.
                  y paladear un cuento de Julio Cortázar. Lo que
           8      sucedía en «Casa tomada» era algo que me con-   Mi tercer libro, Donde no se ama, de 1974, pro-
                  cernía, que me hacía cómplice de esa aventura   fundiza las vetas trabajadas hasta ese momento,
                  literaria. Desde entonces me atrae lo diferente en                    de un lado las del mundo interior, y de otro, las
                  literatura. No es azar, pienso ahora, que algunos   de la sociedad. Caído Allende en Chile, profun-
                  de mis escritores favoritos sean los más alejados   damente desconfiado de lo que hacían en el Perú
                  de los gustos de la mayoría de personas: los poe-  los militares en el poder, el libro es escéptico, re-
                  tas chinos del siglo VIII, Li Po, Tu Fu, Wan Wei,   plegado en los sufrimientos del corazón.
                  novelistas  como  Soseki,  Tanizaki, Abe Kobo,   Al inicio de los años ochenta la política llamó
                  Kawabata, Mo Yan. Y muchos dramaturgos: los   profundamente mi atención y participé activa-
                  clásicos griegos, Brecht, Ionesco, Beckett, Piran-  mente en el Diario de Marka, y llegué a ser su di-
                  dello. Me encanta el teatro, lo disfruto muchísi-  rector en 1983. Entonces consagré la prosa a mis
                  mo, y el teatro del Perú me entusiasma.      intereses de izquierda, y la poesía la reservé para
                     Cuando en la universidad leí a Pedro Salinas,   lo más íntimo. Frutos de esos años fueron los li-
                  gracias a Wáshington Delgado, mi maestro inol-  bros Carpe diem y El silbo de los aires amorosos. Esa
                  vidable, supe que la poesía iba a ser mi asunto   división temática cesó en mi siguiente libro de
                  toda la vida. Salinas conseguía expresar en un   1990, Cabellera de Berenice, que es un libro simbó-
                  solo libro cada instante de la relación amorosa.   lico, pues resume lo que había hecho y anuncia
                  Cada poema de La voz a ti debida, aparte de la   el porvenir de libros siguientes. Se trata de un
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