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angelo, ed io t'ho aspettato, quanto t'ho aspettato!
Perché tu stasera, sei perfetta per me.”

Nadie como tú, tan cerca a soportar mis ataques de

insomnio y ansiedad repentinas, mis dolores de

cabeza, mis ganas de no querer absolutamente nada.

Mis frustraciones, los empaques que no sé destapar,

que por momentos no pueda concentrarme ni siquiera

para prender una licuadora, que todo se me caiga de

las manos como mantequilla. Nadie como tú, tan

cerca de mi torpeza y mi audacia, del ingenio que

tengo siempre encendido y esos momentos en que me

detengo a mirar al infinito y me recuerdas

exactamente qué hacer: “¡el azúcar mi amor, ibas por

el azúcar!”.

Por supuesto sé que puedo vivir sin ti, pero ya no

concibo del todo mi vida sin que estés en pasado,

presente y futuro.
Cosechamos historias por contar, cosechamos
presentes por disfrutar, y cultivamos ahora, los futuros

que queramos vivir, los proyectos, de vida, como los

llamaste una noche. Los sueños, esos que tanto amas

contarme al despertar, o los que yo nunca tengo en las

noches, pero sí en los días, cada vez que pienso en

nuestra casita en Suiza o en La Calera.

“Aquí se nos muestra que el árbol florido tiene que

sufrir amputación. Lo único que nos permite soportar