Page 113 - LIBRO DE RELIGION 2° MEDIO
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Desde la perspectiva cristiana
Una salvación integral
La salvación esperada
Todas las personas desean la felicidad e intentan orientar su vida para
conseguirla. Esta es también la voluntad de Dios, que nos creó por amor
para que seamos felices. Sin embargo, en nuestra vida, todos nos encon-
tramos con hechos y situaciones que nos hacen sufrir.
Por todo ello, decimos que, para ser plenamente felices, las personas
necesitamos ser salvadas de las situaciones negativas de nuestra vida
(peleas, injusticias, enfermedades...) y de las actitudes que las provocan
o las permiten (egoísmo, envidia, agresividad...).
Para el creyente, sólo Dios puede salvar de todo lo que hace inhumana
la vida de las personas. Así lo dice un salmista:
Justo es el Señor en todos sus caminos
y bondadoso en todas sus obras.
Cerca está el Señor de los que le invocan,
de todos los que lo invocan de verdad.
Les da en el gusto a todos los que lo temen,
escucha su clamor y los salva.
Sal. 145, 17-19.
Para los cristianos y cristianas, esta liberación integral solo puede alcan-
zarse siguiendo el estilo de vida de Jesús. Ellos creen que solo amando
como Jesús amó y sirviendo a los demás como nos lo enseñó, podemos
encontrar la auténtica felicidad.
¿Y la muerte? Sin duda, es el mayor de los males que nos afligen. Ante
ella nos sentimos impotentes: ¿qué podemos hacer? También ante este
mal Jesús nos ofrece una esperanza: la vida eterna. Para los cristianos y
cristianas solo en Jesús se encuentra la salvación o liberación definitiva.
La Buena Noticia de Jesús
Jesús inició su vida pública anunciando una buena noticia: el Reino de Dios
ya ha comenzado. Esta expresión ya aparece en el Antiguo Testamento,
pero ¿qué significa exactamente? Para los judíos, el Reino de Dios era la
realización de la voluntad de Dios; es decir, la salvación.
Los judíos entendían que, en un primer momento, el pueblo de Israel de-
bía cumplir perfectamente la Ley que Dios dio a Moisés, a pesar de estar
sometido a otras naciones. En una segunda etapa, Dios liberaría a Israel e
instauraría su Reino sobre toda la Tierra enviando a un Mesías, descendiente
del rey David, para que reinase en nombre de Dios.
Sin embargo, la salvación que trajo Jesús fue diferente de la que esperaba
el pueblo. Él no fue un rey liberador del dominio de los romanos, un jefe
victorioso de los ejércitos de Israel, como David. Jesús llevó a cabo la sal-
vación con una vida de entrega a los demás, que lo llevó hasta la muerte
y la resurrección. Así lo entendieron después sus discípulos.
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