Page 38 - LIBRO DE RELIGION 2° MEDIO
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Desde la perspectiva cristiana
La Confirmación como compromiso cristiano
La madurez cristiana, además de irse cultivando progresivamente,
es una tarea. Por medio de la Confirmación, el Espíritu Santo actúa
sobre la persona capacitándola y disponiéndola para alcanzar esta
plenitud o madurez. Esta consiste esencialmente en seguir a Jesús
más de cerca y asumir como propia la misión de la Iglesia.
Esta misión se puede entender en las siguientes tareas específicas:
• El cuidado de la propia vida de fe;
• El compromiso en la construcción de una sociedad basada en
los valores del Evangelio.
• Participar en la Iglesia mediante una comunidad juvenil que
evangeliza, celebra y da testimonio.
• Hacer presente el Reinado de Dios en el mundo.
Esta misión de la Iglesia, como Cristo, se encarna en la historia a través de sus comunidades y de cada uno de
sus miembros. De ahí se comprende mejor por qué la tarea de dotar mayor justicia a las estructuras políticas y
sociales del país, tan propia de los laicos, es también una exigencia que brota del Espíritu Santo que se nos da
en el sacramento para “renovar la faz de la tierra”.
La Confirmación es, pues, un punto de partida para la evangelización y para el testimonio. Es un regalo y una
tarea.
Hay jóvenes que toman en serio su Confirmación:
Pedro: Participa en la pastoral social de su colegio.
Virginia: Estudia asistente social para poder ayudar a los más posterga-
dos.
Felipe: Se está preparando para ser bombero y así servir como volun-
tario.
Toñita: Asumió la misión de animar la “Infancia misionera” en su parro-
quia.
Diego: Ofrece ayudantía a los niños y niñas con dificultades de apren-
dizaje.
Alberto: Organizó un club en su barrio para juntar a los niños.
Carolina: Integra un grupo llamado “Jesús me espera” para acompañar a
los que viven en la calle.
Juan: No tiene tiempo para la pastoral, pero es fiel a la Eucaristía
dominical.
Guillermo: Se pregunta a menudo: ¿Qué haría Jesús en mi lugar?
Todos los jóvenes que se confirman pueden hacer algo en nombre de su
fe.
A veces se trata de pequeñas acciones, pero todas son importantes porque, de esta manera, se colabora en la
construcción de una sociedad más humana y fraterna.
Los confirmados, conscientes de su misión, rechazan la indiferencia y el egoísmo, porque saben que, como dijera
Confucio, “Más vale encender una vela que maldecir la oscuridad”.
No se restan, por flojera o timidez, al desafío de dar testimonio valiente de su fe en el Señor que ha venido a
servir y no a ser servido. Ellos saben que este tiempo es el mejor de todos los tiempos, porque solamente ahora
pueden actuar y ser útiles con la fortaleza y la sabiduría que vienen del Espíritu Santo. Cada día es tiempo de
siembra y de cosecha.
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